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Entrevista a María Alquézar Becerril

Las luces navideñas y los villancicos vuelven a dar paso una vez más a un lejano, suave y no menos entrañable sonido que delata que pronto será Semana Santa, el corazón del año cofrade, el centro de nuestras vidas como cristianos. Los tambores, bombos, timbales y cornetas resurgen como heraldos anunciando a los cuatro vientos que la sociedad tiene alma. Que no todo se ha banalizado. Que hay cientos, miles de personas que se enfrentan al frio dejando todos los fines de semana el confort de su hogar o el bullicio de los lugares de ocio, invirtiendo parte de su tiempo libre para estar juntos por un loable fin.
 
Son los miembros de las secciones de instrumentos de las cofradías y hermandades zaragozanas que conforman no solamente el colectivo cofrade más numeroso sino el que probablemente más ilusión rebosa e, incluso, el que más llega a implicarse en muchas de las acciones y actividades del curso cofrade (solo hace falta ver los resultados de los “ensayos solidarios”).

Y al frente de todos ellos se sitúan hermanos comprometidos que viven la “Pasión” con pasión, los que durante todo el resto del año se desviven por cada detalle de la procesión, porque cada persona que escuche los sones de nuestros tradicionales instrumentos vibre y sienta que Jesucristo y la Virgen María están tan cerca que casi ya los pueden ver y tocar.

En nuestro caso, ese liderazgo lo asume María Alquézar Becerril. Y hablar de María es hacerlo de la historia de la misma Sección de Instrumentos de la Cofradía, puesto  que lleva perteneciendo a la misma desde aquel ya no tan cercano 12 de abril de 1992. Una fecha memorable, la de nuestra primera salida procesional, en la que ya se convertiría en la “escudera” de su padre ayudándole a alternar el toque del bombo con el de la corneta, no parando desde entonces y dedicando toda una vida a la Cofradía y a la Sección, con sus baquetas en las manos y pasando por diferentes puestos y cargos de responsabilidad hasta convertirse en representante de la misma en la Junta de Gobierno, en la Vocal de Instrumentos.

Con ella conversamos tanto para conocer el funcionamiento y la organización de la Sección como para entender el significado de salir tocando un instrumento en nuestras procesiones.

Eres hermana fundadora de la Cofradía y llevas toda la vida en ella. Pero además se da la circunstancia de que todos y cada uno de los años has formado parte de la Sección de Instrumentos, ¿qué supone para ti tocar el tambor?


Más que el hecho de tocar el tambor en sí, significa algo tan importante como fijar un día y una hora al momento en el que me voy a reencontrar con todos los miembros de la sección que son, en realidad, mis amigos, mis hermanos. Supone otro ciclo dentro de la Cofradía con mucho trabajo detrás para que todos disfrutemos y podamos hacer cosas nuevas cada año.

Para tocar bien un instrumento ¿qué es más importante: la técnica, la experiencia, la ilusión, el sentimiento?

Yo creo que es un poco la mezcla de todo. Es cierto que nadie nace aprendido, pero con cuatro nociones básicas que se explican, lo demás es ir cogiendo soltura, tener algo de oído musical (como cuando nos gusta mucho una canción y podemos aprendernos la letra, la melodía y el ritmo) y, sobretodo, no tener miedo a confundirse que es como uno más aprende.

El estar al frente de la Sección, supongo que te obligará a hacer ciertos “sacrificios” al tener que dedicar parte de tu tiempo de ocio al servicio de la Cofradía. Habrás tenido que renunciar muchos fines de semana sin estar con la familia, salir con los amigos; compaginarlo con los estudios, con el trabajo, con el deporte. ¿Compensa?

Sacrificio es hacer algo que te cuesta mucho y para mí no es el caso. Particularmente, sí que me compensa. La época de ensayos son solo tres meses al año en los que sabes que vas a tener que dividirte con el resto de actividades que realizas, amigos, familia… pero la base de todo es una buena organización en cuanto a horarios.  Aun así el día tiene 24 horas y si sabes organizarte da tiempo para hacer todo.  Ni hay que dejar de hacer cosas por tocar el tambor ni dejar de tocar el tambor por hacer cosas.

La sección está compuesta por casi un centenar de personas de todas las edades, en la que se junta hermanos veteranos con otros que acaban de ingresar. ¿Cómo se gestiona tal diversidad para que en las procesiones sonéis todos como uno? Y, en esta labor, ¿estás tú sola para organizarlo todo o cuentas con más hermanos que colaboran contigo?

Suelo organizar los grupos de tambores, bombos y timbales conforme a las edades de cada uno. Para eso dispongo de varios hermanos de la Cofradía que pertenecen a la sección que llevan conmigo a los adultos (Carlos y Jorge) y otros que llevan a los niños en la sección infantil (Felipe, Marta y Patricia); es una manera de que los más pequeños vayan juntos en la procesión pero arropados por el resto de cofrades, siendo todos una única sección.

Y además de preparar las marchas para las salidas procesionales, también hay que representar a toda la Cofradía en los actos de exaltación de los instrumentos tradicionales ¿Cómo preparáis estas participaciones, en las que normalmente cada año cambian las marchas que se interpretan?

En cuanto al grupo de adultos lo que hacemos es juntarnos un pequeño grupo de “creadores” después de las “Fiestas del Pilar” para tratar qué hacer de cara al año que viene: ideas de toque, canciones que nos pueden inspirar…etc. Además, contamos con la ayuda de nuestro Hermano Mayor que, como buen músico, siempre nos orienta en cuanto a los tiempos de ejecución. Todo ello intentamos llevarlo a cabo antes de que comiencen los ensayos para poderlo enseñar al resto de la cuadrilla.

Y para la exaltación infantil lo pensamos con sus responsables para combinar un toque de procesión con uno nuevo,  o incluso rescatar algún toque de cuando nosotros éramos pequeños. Para eso hay una hemeroteca genial que nos ayuda a refrescar la memoria. Además, es muy gratificante pasarles a los más benjamines esa “herencia”.

Hay, por tanto, más ensayos lo que supone también más tiempo para estar junto a otros hermanos ¿el estar tanto entre vosotros, os hace estrechar lazos entre vosotros? ¿Sois como una pequeña familia dentro de la Cofradía?

Desde luego que sí, porque vivimos toda la preparación de una forma muy intensa. Nos reímos muchísimo, nos gastamos bromas, pero también hay momentos de nervios y agobios puesto que pasamos muchas horas juntos. Pero siempre tenemos el mismo fin, que es pasárnoslo bien, defender con ganas el toque y que podamos representar lo más dignamente posible a la sección y a toda la Cofradía.

Llegamos al Domingo de Ramos y se abren las puertas de san Felipe. Con todo el ajetreo que se forma, los nervios propios de la salida y de la responsabilidad que recae sobre tus hombros ¿qué se te pasa por la cabeza al bajarte el capirote?

Pensar que todo va a salir bien, que la climatología nos respete la procesión y acordarme de aquellos hermanos que ya no están con nosotros y que vivían la Semana Santa como algo mágico.

Y, con la procesión en la calle, llega el momento de marcar una marcha ¿ya tienes planificado las marchas que se van tocar en cada punto del recorrido? ¿siempre se tocan las mismas en los mismos sitios, se cambia cada año o hay lugar para la improvisación según cómo va transcurriendo la procesión?


Hay toques que son fijos en ciertos puntos del recorrido como pueden ser el inicio de la procesión desde la plaza de San Felipe, la llegada a la plaza San Roque… y otros que los vamos alternando conforme el  ritmo que esté llevando la procesión, la distancia entre estaciones del Viacrucis, las jotas del Miércoles Santo…

De entre todas las marchas que interpreta la Sección, ¿tienes alguna preferida, qué sea especial por algún motivo, qué se te venga a la cabeza en pleno mes de agosto o qué, subconscientemente, te pongas a tocarla cuando coges un lápiz o un boli?

La verdad es  que nunca me había parado a pensar en eso. Quizá la que más nostalgia me da es “la Gitana” porque es la que nos hacían marcar de niños en los ensayos para perder un poco esa vergüenza escénica y que, a día de hoy, yo lo sigo haciendo con los más pequeños y además con el mismo fin.

Y un instante, ¿cuál ese momento que, año tras año, se repite en una de nuestras procesiones que no cambiarías por nada, en el que sientes una emoción tan grande que parece que el corazón esté latiendo al ritmo del propio tambor?  

Cuando vamos a acabar la procesión. El momento en el que el paso cruza el umbral de la puerta acompañado de las hermanas de mantilla y de las representaciones de otras cofradías. Se cierran las puertas de San Felipe y ya sólo quedan unos segundos de toque. El bombazo final para indicar el final de la procesión y en que ya podemos destaparnos y podernos abrazar  a todo el mundo.

En nuestra ciudad, mucha gente relaciona el ser cofrade con tocar el tambor o el bombo (o la corneta o el timbal, pero un instrumento). ¿Qué te parece este estereotipo?

Es verdad que hay gente que lo hace como hobby o afición, que es totalmente respetable; pero la mayor parte es porque tienen una historia detrás, tradiciones familiares donde hay muchos sentimientos a flor de piel, promesas, dar las gracias por superar obstáculos de la vida o incluso una enfermedad y su fe y devoción se ve inmersa en todo esto.

Pero, ¿realmente, hay “vida de hermandad” en los miembros de la sección más allá del tiempo de ensayos y procesiones?

Sí. Nosotros, como comentaba, antes con el tema de la preparación del toque de la exaltación de adultos pasamos muchas horas juntos. Así que aprovechamos para potenciar esos lazos de unión. Nada mejor que compartir un desayuno, irnos juntos a cenar, quedar en Semana Santa para ver al resto de cofradías en sus procesiones, acudir a los cultos y actos litúrgicos en nuestra Parroquia, etc. Incluso me atrevería a decir que la relación que tenemos muchos de nosotros es de verdadera familia y hasta hemos veraneado juntos.

Y, ¿qué les dirías a aquellos hermanos que, por no poder bajar un año a los ensayos, se guardan “un año sabático” sin salir en las procesiones aunque sea en otras secciones o que, incluso, se “desapunten” de la Cofradía (palabra que parece que se ha puesto de moda últimamente en nuestra Semana Santa)?

Siempre dentro de la Cofradía va a ser necesaria la ayuda por parte de cualquier cofrade. Hay atributos que sacar, hay que portar lo más importante de las procesiones que son nuestras imágenes en sus pasos, montones de cosas que organizar y preparar, así que cualquier ayuda siempre es poca.

A todos esos hermanos que se toman un año “sabático” pero que nos ven procesionar, les preguntaría por qué se emocionan al vernos. Seguro que la respuesta se puede contestar estando dentro.

Finalmente, ¿cómo te imaginas la sección y la Cofradía dentro de unos años?

Me gustaría que creciéramos en cuanto a número de hermanos dentro de la sección pero sin perder la esencia de cofradía familiar donde todos nos conocemos. También me gustaría que hubiera toques nuevos y que aumentara el patrimonio artístico e histórico de la Cofradía.