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Fotografía principal: imagen del "Santísimo Cristo de los Mártires", propiedad de la Parroquia de San Gil Abad (fotografía de David Beneded). Fotografías secundarias: imagen de "Jesús de la Humillación" propiedad de la Parroquia de San Felipe y Santiago el Menor (fotografía del Archivo de la Cofradía); imagen de "María Santísima de la Amargura" propiedad de la Fraternidad de la Orden Tercera (fotografía de David Beneded); nuevamente la imagen del “Cristo de los Mártires” conocido también como “Cristo del Tubo” por discurrir la procesión en la que se portaba por las calles de este popular sector de la ciudad (fotografía de David Beneded).

Desde la fundación en 1992, la Cofradía ha ido madurando y evolucionando en muchos aspectos siendo, sin lugar a dudas, uno de los más importantes  la adquisición de nuestras imágenes Titulares actuales gracias al esfuerzo y a las aportaciones económicas de todos los hermanos.  Pero hasta entonces, debemos agradecer la inestimable colaboración de diferentes entidades eclesiales que nos permitieron utilizar sus imágenes para nuestros actos procesionales.

Repasamos la historia de estas antiguas imágenes que, durante años, nos permitieron realizarnos como Cofradía y a las que les tendremos, por siempre, cariño y devoción.

Jesús de la Humillación.

La imagen que la Cofradía utilizó como titular en el momento de su fundación era una talla propiedad de la Parroquia de San Felipe y Santiago el Menor que representaba a “Cristo Camino del Calvario” y que se encontraba expuesta al culto en el templo parroquial sobre un pedestal entre los altares de la “Virgen del Carmen” y de “San Expedito”.
 
La Cofradía, tras recibir los permisos oportunos y en los meses previos a la Semana Santa de 1992, procedió a su transformación iconográfica aunque, artísticamente, apenas fue modificada al tratarse de una imagen que solamente tenía talladas cabeza, manos y pies, desbastados los brazos, el torso y las piernas, realizándose exclusivamente repintes en cabeza y cuello para reflejar los sufrimientos que Jesús había padecido en su Pasión hasta el momento de su sentencia de muerte.
 
La transformación advocacional se plasmó en el cambio de ropajes, sustituyendo la túnica morada que llevaba hasta entonces por las vestimentas tan características que aún hoy en día lleva procesionalmente la imagen de “Jesús de la Humillación”, así como la retirada de la cruz que portaba la imagen, la modificación de la posición de las manos (gracias al mecanismo de articulaciones que poseían los brazos) colocándolas cruzadas y atadas hacia delante. También se procedió a la sustitución del pelo postizo y de la corona de espinas, añadiéndose posteriormente en la cabeza, un juego de potencias de orfebrería.
 
La imagen, datada, muy probablemente en mediados del siglo XIX, es una escultura tallada en madera policromada para vestir, acentuando así el realismo de la escena que reproduce, siendo de tamaño algo menor al natural. Sobre su autoría cabe indicar que la Cofradía, teniendo en cuenta que apenas existe documentación referente a la imagen en los archivos parroquiales, siempre ha reseñado la atribución (ya que en ningún momento se afirma que se trate de una obra documentada) al escultor José Alegre puesto que ese es el nombre que figura en la firma encontrada en el pie de la imagen. [1]
 
La Cofradía, durante el tiempo que tuvo cedida la imagen, sufragó dos restauraciones. La primera, realizada por Daniel y José Luís Clavero como consecuencia del accidente sufrido por causa del viento en la procesión del Santo Entierro de 1992 y que dañó, fundamentalmente, la cabeza de la imagen. Y una segunda, mucho más profunda y que la Cofradía quiso realizar desde el mismo momento de la cesión.
 
Esta fue realizada en el año 2001 por Restauro Aragón con el fin de mejorar el estado de conservación de la imagen, consecuencia del paso del tiempo y de su exposición, puesto que la imagen mostraba pérdidas de policromía en diversas zonas, carnaciones tremendamente oscurecidas por los humos y por las sucesivas limpiezas inadecuadas durante decenios, grietas en la cabeza provocadas por el método original utilizado para la colocación de los ojos de cristal, desgaste generalizado en la superficie, principalmente en el pie izquierdo y en los nudillos de las manos, ataque activo de xilófagos en la peana o la presencia de un refuerzo estructural de madera para sustentar el peso [2].
 
Para ello, el taller llevó a cabo distintos procesos de restauración y conservación: procedió a la limpieza superficial, eliminando los depósitos de polvo, orgánicos y suciedad superficial; desinsectación y consolidación, con tratamiento preventivo y curativo contra xilófagos y consolidación exhaustiva del soporte; reforzamiento estructural, eliminando el refuerzo que aparecía y que no estaba en el conjunto original, fijándose los ensamblajes de la madera; reintegración volumétrica de las piezas, estucándolas, seguidamente, para proceder a la reintegración de las faltas de policromía de rostro, barba, nudillos de las manos, pies, uñas, candelero y peana; limpieza físico-química de la policromía, eliminando el estrato superficial aplicado sobre la policromía y eliminando los repintes anteriormente citados en las carnaciones y sobre la sangre; y reintegración cromática y protección final de toda la superficie.
 
Tras la adquisición de la nueva imagen, la Parroquia procedió a retirar del culto la imagen, hasta entonces expuesta, a lo largo de los años, en la capilla de San Antonio o en la anexa de la Asunción, quedando cobijada en los almacenes parroquiales.

María Santísima de la Amargura.

Hasta la adquisición en el año 2000 de la actual imagen cotitular, la Cofradía disponía para sus actos procesionales, desde el Viernes de Pasión hasta una semana después de Pascua de Resurrección, de la imagen propiedad de la Fraternidad de la Orden Franciscana Seglar bajo la advocación de la “Virgen de la Soledad”.
 
Datada en la primera del siglo XIX, para más señas de los años más cercanos al fin de la Guerra de la Independencia, su autoría ha sido atribuida por diversos autores al escultor Tomás Llovet. Sin embargo, en una de las últimas reseñas publicadas sobre la imagen, se indica la escasa información que de ella se conoce (incluyendo su autor), excepción hecha de que participaba en las procesiones del Encuentro y del Santo Entierro organizadas por la Venerable Orden Tercera [3].
 
Su ubicación ha sido invariable desde 1943, quedando expuesta al culto en la Iglesia Conventual de las RR.MM. Clarisas de Santa Catalina de Zaragoza, en la capilla dedicada al Cristo Crucificado propiedad también de la citada VOT, obra ésta si documentada de Tomás Llovet [4] y que era utilizada en la conocida función del “Descendimiento”.
 
La cesión de la imagen fue realizada mediante la firma de un documento entre la Hermana Ministra de la Orden, Dª. Concepción Ferrán, y el Hermano Mayor de la Cofradía, D. Carlos J. Ramos Ruiz, llevándose a cabo el 15 de abril de 1992, Miércoles Santo, antes de iniciar el traslado procesional de la imagen desde el interior del Convento ubicado en la calle Arquitecto Magdalena hasta la Parroquia de San Felipe y Santiago el Menor, en donde quedaría expuesta al culto hasta su participación en la Procesión del Santo Entierro [5] y en la procesión que bajo su nombre se desarrollaba hasta 1997 durante la tarde del Sábado Santo. 
 
El Santísimo Cristo de los Mártires.

Finalmente, el “Santísimo Cristo de los Mártires” fue portado procesionalmente en una peana a hombros de cuatro cofrades cada Miércoles Santo desde nuestra fundación hasta la Semana Santa de 2004.
 
También conocida como "Cristo del Tubo", por recorrer en sus procesiones con nuestra Cofradía las calles de este popular sector zaragozano, es una obra de autor anónimo datada a inicios del siglo XVIII y propiedad de la Parroquia de San Gil Abad, en cuyos salones sociales de la calle San Jorge se cobija actualmente durante todo el año.
 
La imagen representa a Cristo crucificado, indudablemente la iconografía más repetida y representativa del arte cristiano y, lógicamente, de la Semana Santa. Tallada en madera policromada y de reducidas dimensiones (tamaño académico), se encuentra colgada mediante tres clavos de una cruz cilíndrica, destacando de manera especial el énfasis de las heridas en manos y pies, así como la sangre y agua que brota del costado derecho tras la lanzada propiciada por Longinos [6]. La cabeza, reclinada sobre el pecho, también refleja heridas producidas por la corona de espinas tallada en el bloque craneal. También es destacable el sudario o paño de pureza tallado, que se sujeta a la cintura con varias vueltas y anudado a ambos lados de los costados.
 
Fue restaurada en 1990 por el taller de las Madres Dominicas de Santa Inés, sustituyendo la cruz que hasta entonces llevaba por la cruz cilíndrica actual de madera de manzano que se remataba, originalmente (puesto que posteriormente fue retirada), por el “titulus” [7]

Notas de Referencia:

[1] Existen publicadas distintas teorías para la atribución de la autoría de la imagen y su procedencia. Alfonso García de Paso Remón señala que la “hizo en 1770 el escultor Félix Sayas para la Cofradía de Jesús con la cruz a cuestas, integrada por miembros de la Audiencia y que años más tarde se trasladó a la iglesia parroquial de San Gil”. (“De Ramos a Pascua: Semana Santa en Aragón”. Asociación Cultural Redobles – Maus Die Maus Magazine. Zaragoza, 2000).

[2] Informe del proceso de restauración-conservación realizado por Restauro Aragón, S.L., bajo la dirección y coordinación de Jesús Caudevilla Morales y Teresa Caudevilla Morales.

[3] Wifredo Rincón García en su artículo “María, la Madre de Dios, en la Semana Santa de Zaragoza” (Catálogo de la Exposición “María en el Misterio de la Pasión”, La Lonja del 16 de febrero al 19 de marzo de 2006; p. 36).

[4] Véase García de Paso Remón, Alfonso: “El Santo Cristo de la Venerable Orden Tercera de Zaragoza del escultor Tomás Llovet”, Tercerol. Cuadernos de investigación, 6 (2001-2002), pp. 83-95.

[5] El paso de “María Santísima de la Amargura” participó, como se ha indicado en otras informaciones, en la “Procesión del Santo Entierro” de 1992 no volviéndolo a hacer hasta el Viernes Santo de 1997 en la citada procesión de la Hermandad de la Sangre de Cristo.

[6] El evangelio de San Juan (cf. 19, 34) menciona que un soldado romano clavó una lanza en el costado con el más que probable propósito de confirmar la muerte del Señor. Sin embargo, el nombre de Longinos o Longino de Cesárea, por el que también es conocido no procede del texto evangélico sino que tiene como origen el apócrifo “Evangelio de Nicodemo”, siendo probablemente una latinización del griego "lonjé", la palabra utilizada por el texto de Juan.

[7] El “títulus” es una tablilla con la inscripción “Jesús el Nazareno, el Rey de los Judíos” en hebreo, latín y griego, que según narra San Juan (cf. 19, 19) fue redactada por Pilato para ponerla sobre la cruz. En algunas representaciones del crucificado, aparecen simplemente las siglas “INRI”, procedentes de las iniciales de la expresión latina, “Iesus Nazarenus Rex Iudaeorum”.  

Licencia Creative Commons El texto "Nuestras otras Imágenes" creado por David Beneded Blázquez para www.jesusdelahumillacion.org, se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Reconocimiento-NoComercial 3.0 España. Zaragoza, 2003-2016.

Fotografía principal: imagen del "Santísimo Cristo de los Mártires", propiedad de la Parroquia de San Gil Abad (fotografía de David Beneded). Fotografías secundarias: imagen de "Jesús de la Humillación" propiedad de la Parroquia de San Felipe y Santiago el Menor (fotografía del Archivo de la Cofradía); imagen de "María Santísima de la Amargura" propiedad de la Fraternidad de la Orden Tercera (fotografía de David Beneded); nuevamente la imagen del “Cristo de los Mártires” conocido también como “Cristo del Tubo” por discurrir la procesión en la que se portaba por las calles de este popular sector de la ciudad (fotografía de David Beneded).