EXPOSICIÓN DE LA UNIDAD 3: CAPÍTULO 1

Imagen del Capítulo

En la vida, vemos cómo continuamente nos manifestamos por diferentes motivos. Una manifestación es el vehículo más eficaz para mostrar la existencia de unos intereses colectivos que se quieren recalcar o reivindicar.

Y nosotros como cofrades…  ¿nos manifestamos?  ¡Claro que sí!

Para entender esto es necesario explicar el significado de la palabra procesión, que  viene del latín y significa “avanzar caminando”. 

Para el hombre la vida es un camino, y para un cristiano éste es el camino de Cristo. Podemos pensar que la vida es una marcha circular dirigida por la Naturaleza y marcada por el ciclo de las estaciones. De esta forma, vivimos cada año el paso del invierno a la primavera,  al verano, al otoño, y la vuelta al invierno de nuevo. Para la fe cristiana el camino también es una espiral en la que año tras año caminamos hacia la salvación que Dios nos ofrece.

Reflexionemos ahora sobre lo que supone salir en procesión y lo hacemos con este texto que escribieron los Obispos del Sur de España: Salir en procesión supone ponerse en camino. El camino es una experiencia espiritual, es una apertura a lo nuevo, a lo desconocido. Es un desinstalarse. Es el abandono de todo lo que tengo para encontrar algo que valoro más que todo lo dejado. Es el paso por la soledad y el desierto, antes de alegrarse por haber encontrado lo que se buscaba.”

En la Biblia encontramos numerosos relatos en los que se habla de este concepto:

  • Abrahán dejó la casa de sus padres y su patria y se puso en camino hacia la tierra que Yahvé le mostró (Gn 12, 1).

  • El pueblo de Israel caminó durante cuarenta años por el desierto antes de ver la tierra prometida (Dt 29, 5).

  • Nosotros mismos somos peregrinos y caminantes en esta tierra. Pero el camino que lleva a la vida es angosto y estrecho y pocos son los que lo encuentran (Mt 7, 14).

“Hacer el camino” tiene un profundo sentido bíblico cuando éste supone una experiencia que lleva hacia la conversión al Evangelio, a la entrega a Dios Nuestro Padre y a su Hijo Jesucristo.

Pero nosotros como cofrades… ¿Hacemos el camino en una procesión? ¡Claro que sí!

Una procesión supone la movilización de la comunidad para participar en una marcha religiosa ordenada, en torno a una imagen que se quiere honrar o con un motivo que propicia la procesión.

La movilización de una cofradía en una procesión ha de suponer, para quienes tomamos parte en ellas, un acto de conversión y participación en los misterios de Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo. Así pues, desde cualquier puesto que podamos ocupar en ellas, deben ser un acto de penitencia y esfuerzo que debe obligarnos a la oración, al ejercicio de la caridad cristiana y a la humildad, renunciando a la propia comodidad y a cualquier tipo de privilegio o distinción en favor de los demás.

Además de todo lo que hemos comentado, los cofrades nos tenemos que proponer un reto cuando participamos en una procesión: conseguir que nuestros actos sean manifestaciones de la emoción religiosa que llevamos dentro y resonancia de las celebraciones litúrgicas, es decir, que una procesión sea el reflejo fiel de la presencia de la Iglesia en la sociedad.


Referencias bibliográficas:

- Carta Pastoral de los Obispos del Sur de España. Las Hermandades y Cofradías, PPC, Madrid 1988, nº 54.

- José Eizaguirre, José Ramón Mata y Manuel Amescua Morillas: “Paso a paso: itinerario de fe para hermandades y cofradías”. PPC, 2005.


 

EXPOSICIÓN DE LA UNIDAD 3
  • Capítulo 1
    La palabra procesión: ponerse en camino para manifestar nuestra fe
  • Capítulo 2
    Las procesiones, expresión cultual en la liturgia de la Iglesia
  • Capítulo 3
    Las procesiones de Semana Santa, expresión de la religiosidad popular
  • Capítulo 4
    Las procesiones, corazón de la vida de la Cofradía
  • Capítulo 5
    La procesión, símbolo de nuestra vida
ACTIVIDADES DE LA UNIDAD 3