EXPOSICIÓN DE LA UNIDAD 3: CAPÍTULO 4

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La principal actividad que desarrollamos como cofrades en Semana Santa es la organización de las procesiones.

Gracias a nuestro poder de convocatoria y a la forma peculiar de expresar nuestros sentimientos religiosos, ayudamos a alimentar la vida cristiana de muchas personas. Además,  la Semana Santa y los actos de las cofradías son algo que la ciudad considera como propio, que quiere guardar, conservar y transmitir de generación en generación.

Las cofradías somos, por tanto, responsables de avivar la fe en nuestra sociedad debiendo cuidar en todo momento que las mismas no sean un acto externo carente de sentido o preparación. Por ello se hace indispensable que cada hermano de la Cofradía conozca cuándo, cómo y, sobre todo, por qué celebramos cada una de nuestras procesiones:

Domingo de Ramos - Procesión Titular o del Vía Crucis

En la tarde del Domingo de Ramos, siguiendo la costumbre establecida por la Sección de Jóvenes del Rosario para celebrar su “Vía Crucis de la Juventud”, organizamos nuestra primera salida procesional durante la Semana Santa en la que, portando el paso titular de “Jesús de la Humillación”, rememoramos el camino que siguió Cristo hasta su muerte en la Cruz a través de la predicación y rezo de las catorce estaciones que componen el Vía Crucis.

Uno de los objetivos del itinerario de esta procesión es adentrarnos en un ambiente propicio para el recogimiento y la oración, y por eso buscamos como fondo los dos centros de mayor religiosidad, las dos catedrales: la Basílica de Nuestra Señora del Pilar y La Seo del Salvador.

A lo largo del recorrido la Cofradía se detiene en cada una de las estaciones para anunciar, un mensaje de amor, de igualdad, de fraternidad, de justicia y convertimos nuestro recorrido en «el camino de la negación de sí mismo de Jesucristo, el camino del amor verdadero» (que es cómo Benedicto XVI definió a este ejercicio de piedad). Y es que, «el Vía Crucis nos muestra un Dios que comparte los sufrimientos de los hombres».

Miércoles Santo - Procesión de María Santísima de la Amargura

En la noche del Miércoles Santo iniciamos desde nuestra Parroquia la segunda de nuestras salidas procesionales en la que portamos a nuestra cotitular mariana, “María Santísima de la Amargura”. Se trata de una procesión muy asentada ya en el panorama cofrade zaragozano pero que es fruto de una evolución continuada, celebrándola en los primeros años en la tarde del Sábado Santo.

La procesión recorre las principales calles del casco histórico hasta llegar a la Plaza de San Roque donde, a los pies de la Iglesia de Santo Tomás de Villanueva, tiene lugar el “Acto de la Amargura”. En dicho acto, con nuestra oración y ese modo tan peculiar que tiene el pueblo aragonés que es la jota, acompañamos a María en su dolor, tristeza y amargura; la reconocemos como Madre de Dios y Madre Nuestra, y modelo a seguir; e imploramos su intercesión ante su Hijo y su protección para emprender una vida auténticamente cristiana.

Viernes Santo - Procesión del Santo Entierro

Finalmente, en la tarde del Viernes Santo y tras la celebración en nuestra Parroquia de los Santos Oficios, la Cofradía inicia su salida procesional para su incorporación a la “Procesión del Santo Entierro” organizada por la Muy Ilustre, Antiquísima y Real Hermandad de la Preciosísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo y Madre de Dios de Misericordia desde al menos el año 1617.

En esta procesión, en la que participan todas las cofradías y hermandades penitenciales de la Semana Santa de Zaragoza ordenadas según la cronología de la Pasión y Muerte de Jesucristo, participamos con nuestros dos pasos titulares ocupando el lugar inmediatamente posterior a la Cofradía del Santísimo Ecce Homo y de Nuestra Señora de las Angustias.

Nuestra presencia en esta procesión tiene varios objetivos importantes:

  • Por una parte, y junto a las demás cofradías de nuestra Semana Santa, anunciamos a Jesucristo haciendo presente su Pasión y Muerte.

  • Por otra parte, renovamos el compromiso adherido con la Hermandad de la Sangre de Cristo al participar en su procesión, que también es la nuestra, puesto que todos los hermanos de nuestra Cofradía tenemos la consideración de “Hermanos Espirituales” de la citada Hermandad.

  • Pero, ante todo, la finalidad no es otra que acompañar hasta el sepulcro el Cuerpo de Jesús, tras haber sido bajado de la Cruz, tal y como hicieron hace casi 2000 años un pequeño grupo de sus discípulos. Es decir, superar el cansancio, las dificultades y cualquier tipo de obstáculo para estar con un Amigo. Y además hacerlo con la esperanza y el gozo que supone el que, repetimos, no creemos en alguien yacente en una cama sino en un Vivo, ¡en Cristo Resucitado!.


Referencias bibliográficas:

- Cofradía Jesús de la Humillación: “Programa de Actos de la Semana Santa”. Zaragoza, 2008.


 

EXPOSICIÓN DE LA UNIDAD 3
  • Capítulo 1
    La palabra procesión: ponerse en camino para manifestar nuestra fe
  • Capítulo 2
    Las procesiones, expresión cultual en la liturgia de la Iglesia
  • Capítulo 3
    Las procesiones de Semana Santa, expresión de la religiosidad popular
  • Capítulo 4
    Las procesiones, corazón de la vida de la Cofradía
  • Capítulo 5
    La procesión, símbolo de nuestra vida
ACTIVIDADES DE LA UNIDAD 3