
"La palabra del Señor permanece para siempre. Y esa palabra es el Evangelio que os anunciamos" (1 P 1,25: cf. Is 40,8). Esta frase de la Primera carta de san Pedro, que retoma las palabras del profeta Isaías y con las que comienza Benedicto XVI la exhortación apostólica "Verbum Domini", nos pone frente al misterio de Dios que se comunica a sí mismo mediante el don de su palabra. Esta palabra, que permanece para siempre, ha entrado en el tiempo. Es la buena noticia. Éste es el anuncio que, a través de los siglos, llega hasta nosotros.
HOY LA IGLESIA HACE MEMORIA DE SANTA VERÓNICA GIULIANI
Primera Lectura: Lectura del libro del Génesis (32,22-32)
Dijo: «Suéltame, que llega la aurora.»
Respondió: «No te soltaré hasta que me bendigas.»
Y le preguntó: «¿Cómo te llamas?»
Contestó: «Jacob.»
Le replicó: «Ya no te llamarás Jacob, sino Israel, porque has luchado con dioses y con hombres y has podido.»
Jacob, a su vez, preguntó: «Dime tu nombre.»
Respondió: «¿Por qué me preguntas mi nombre?»
Y le bendijo. Jacob llamó aquel lugar Penuel, diciendo: «He visto a Dios cara a cara y he quedado vivo.»
Mientras atravesaba Penuel salía el sol, y él iba cojeando. Por eso los israelitas, hasta hoy, no comen el tendón de la articulación del muslo, porque Jacob fue herido en dicho tendón del muslo.
Salmo responsorial Sal 16,1.2-3.6-7.8.15
Señor, escucha mi apelación,
atiende a mis clamores,
presta oído a mi súplica,
que en mis labios no hay engaño. R/.
Emane de ti la sentencia,
miren tus ojos la rectitud.
Aunque sondees mi corazón,
visitándolo de noche,
aunque me pruebes al fuego,
no encontrarás malicia en mí. R/.
Yo te invoco porque tú me respondes, Dios mío;
inclina el oído y escucha mis palabras.
Muestra las maravillas de tu misericordia,
tú que salvas de los adversarios,
a quien se refugia a tu derecha. R/.
Guárdame como a las niñas de tus ojos,
a la sombra de tus alas escóndeme.
Pero yo con mi apelación vengo a tu presencia,
y al despertar me saciaré de tu semblante. R/.
La gente decía admirada: «Nunca se ha visto en Israel cosa igual.»
En cambio, los fariseos decían: «Éste echa los demonios con el poder del jefe de los demonios.»
Jesús recorría todas las ciudades y aldeas, enseñando en sus sinagogas, anunciando el Evangelio del reino y curando todas las enfermedades y todas las dolencias. Al ver a las gentes, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y abandonadas, como ovejas que no tienen pastor.
Entonces dijo a sus discípulos: «Las mies es abundante, pero los trabajadores son pocos; rogad, pues, al Señor de la mies que mande trabajadores a su mies.».
Meditación del Evangelio
Respecto a esto, mis queridos hermanos obispos, sé que sois conscientes de los muchos factores que inhiben el crecimiento espiritual y vocacional, especialmente entre la gente joven. Sin embargo, sabemos que sólo Jesucristo responde a sus anhelos más profundos y da un verdadero sentido a sus vidas. Sólo en Él nuestros corazones pueden encontrar reposo. Continuad, por tanto, hablando a la gente joven y animadles a considerar seriamente la vida consagrada o sacerdotal; hablad con sus padres sobre su papel indispensable en el fomento y apoyo a vocaciones de este tipo; y pedid a vuestra gente que rece al dueño de la mies a que mande más obreros. (Benedicto XVI, 8 de septiembre de 2011).
El texto "Hoy 9 de julio celebramos..." creado para www.jesusdelahumillacion.org, está basado en textos del "Calendario Litúrgico-Pastoral" editado por la Comisión Episcopal de Liturgia de la Conferencia Episcopal Española.