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Hoy 7 de diciembre celebramos ...

"La palabra del Señor permanece para siempre. Y esa palabra es el Evangelio que os anunciamos" (1 P 1,25: cf. Is 40,8). Esta frase de la Primera carta de san Pedro, que retoma las palabras del profeta Isaías y con las que comienza Benedicto XVI la exhortación apostólica "Verbum Domini", nos pone frente al misterio de Dios que se comunica a sí mismo mediante el don de su palabra. Esta palabra, que permanece para siempre, ha entrado en el tiempo. Es la buena noticia. Éste es el anuncio que, a través de los siglos, llega hasta nosotros
.

HOY 7 DE DICIEMBRE ... VIERNES DE LA I SEMANA DE ADVIENTO
CELEBRAMOS MEMORIA DE SAN AMBROSIO
 
Hoy la Iglesia celebra la memoria litúrgica de san Ambrosio, obispo de Milán y doctor de la Iglesia, que descansó en el Señor el día cuatro de abril, que en aquel año coincidía con la vigilia pascual, pero al que se venera en la fecha de hoy, en la que siendo aún catecúmeno fue escogido para gobernar aquella célebre sede, mientras ejercía el oficio de Prefecto de la ciudad. Verdadero pastor y doctor de los fieles, ejerció preferentemente la caridad para con todos, defendió valerosamente la libertad de la Iglesia y la recta doctrina de la fe en contra de los arrianos, y catequizó el pueblo con los comentarios y la composición de himnos.
 
Nacido en Tréveris, hacia el año 340, de una familia romana, hizo sus estudios en Roma y comenzó una brillante carrera en Sirmio. El año 374, residiendo en Milán, fue elegido, de modo inesperado, obispo de la ciudad, y ordenado el 7 de diciembre. Fiel cumplidor de su oficio, se distinguió, sobre todo, por su caridad hacia todos, como verdadero pastor y doctor de los fieles. Defendió valientemente los derechos de la Iglesia y, con sus escritos y su actividad, ilustró la doctrina verdadera, combatida por los arrianos. Murió un Sábado Santo, el 4 de abril del año 397.

Primera Lectura: Lectura del libro de Isaías (29,17-24)

 
Esto dice el Señor:
«Pronto, muy pronto,
el Líbano se convertirá en vergel,
y el vergel parecerá un bosque.
Aquel día, oirán los sordos las palabras del libro;
sin tinieblas ni oscuridad verán los ojos de los ciegos.
Los oprimidos volverán a alegrarse en el Señor,
y los pobres se llenarán de júbilo en el Santo de Israel;
porque habrá desaparecido el violento, no quedará rastro del cínico;
y serán aniquilados los que traman para hacer el mal:
los que condenan a un hombre con su palabra,
ponen trampas al juez en el tribunal,
y por una nadería violan el derecho del inocente.
Por eso, el Señor, que rescató a Abrahán,
dice a la casa de Jacob:
“Ya no se avergonzará Jacob,
ya no palidecerá su rostro,
pues, cuando vean sus hijos mis acciones en medio de ellos,
santificarán mi nombre,
santificarán al Santo de Jacob
y temerán al Dios de Israel”.
Los insensatos encontrarán la inteligencia
y los que murmuraban aprenderán la enseñanza».

Salmo responsorial Sal 26,1.4.13-14
R/. El Señor es mi luz y mi salvación.

El Señor es mi luz y mi salvación,
¿a quién temeré?
El Señor es la defensa de mi vida,
¿quién me hará temblar? R/.

Una cosa pido al Señor,
eso buscaré:
habitar en la casa del Señor
por los días de mi vida;
gozar de la dulzura del Señor,
contemplando su templo. R/.

Espero gozar de la dicha del Señor
en el país de la vida.
Espera en el Señor, sé valiente,
ten ánimo, espera en el Señor. R/.
 
Evangelio: Lectura del santo evangelio según san Mateo (9,27-31)
 
En aquel tiempo, dos ciegos seguían a Jesús, gritando:
«Ten compasión de nosotros, hijo de David».
Al llegar a la casa se le acercaron los ciegos, y Jesús les dijo:
«¿Creéis que puedo hacerlo?».
Contestaron:
«Sí, Señor».
Entonces les tocó los ojos, diciendo:
«Que os suceda conforme a vuestra fe».
Y se les abrieron los ojos. Jesús les ordenó severamente:
«¡Cuidado con que lo sepa alguien!».
Pero ellos, al salir, hablaron de él por toda la comarca.


Meditación del Evangelio
 
El problema del mal, del dolor y del sufrimiento, el problema de la injusticia y del abuso, el miedo a los demás, a los extraños y a los que desde lejos llegan hasta nuestras tierras y parecen atentar contra aquello que somos, llevan a los cristianos de hoy a decir con tristeza: esperábamos que el Señor nos liberara del mal, del dolor, del sufrimiento, del miedo, de la injusticia.

Por tanto, es necesario para cada uno de nosotros aprender la enseñanza de Jesús: ante todo escuchando y amando la Palabra de Dios, leída en el misterio pascual, para que inflame nuestro corazón e ilumine nuestra mente, nos ayude a interpretar los acontecimientos de la vida y a darles un sentido. Luego es necesario sentarse a la mesa con el Señor, convertirse en sus comensales, para que su presencia humilde en el sacramento de su Cuerpo y de su Sangre nos restituya la mirada de la fe, para mirar todo y a todos con los ojos de Dios, y la luz de su amor. Permanecer con Jesús que permaneció con nosotros, asimilar su estilo de vida entregada, escoger con él la lógica de la comunión entre nosotros, de la solidaridad y del compartir. La Eucaristía es la máxima expresión del don que Jesús hace de sí mismo y es una constante invitación a vivir nuestra existencia en la lógica eucarística, como un don a Dios y a los demás. (Benedicto XVI, 8 de mayo de 2011).
 

Licencia Creative Commons El texto "Hoy 7 de diciembre celebramos..." creado para www.jesusdelahumillacion.com, está basado en textos del "Calendario Litúrgico-Pastoral" editado por la Comisión Episcopal de Liturgia de la Conferencia Episcopal Española.

Imagen principal: "San Ambrosio absolviendo al Emperador Teodosio". Óleo sobre lienzo obra de Juan Valdés Leal (cat. p-7822). Museo Nacional del Prado.