MENÚ

Pregón de la Semana Santa de Zaragoza 2018

Tras meses de ensayos, de nervios de preparar todo hasta el último detalle de unas maltrechas calles del centro de la ciudad ¡por fin! llegaba el tan esperado sábado 24 de marzo en el que la ciudad quedaba sumergida en el sonido de tambores, bombos, timbales, cornetas, trompetas heráldicas, matracas y carracas que anunciaban el inminente comienzo de una nueva Semana Santa.

Bajo la organización de la Cofradía de las Siete Palabras y de San Juan Evangelista, a las seis de la tarde salía de la Real Capilla de Santa Isabel de Portugal el cortejo procesional encabezado por la Cruz Parroquial de San Felipe y Santiago el Menor, tal y como sucediera en los años 2010 y 2011 cuando correspondió la organización a la Cofradía de la Coronación de Espinas y a nuestra propia Cofradía, respectivamente.

Tras celebrar una paraliturgia en los balcones del Colegio Notarial, la procesión tomó raudo rumbo a la Plaza del Pilar donde, tras incorporarse el Sr. Arzobispo y tras varias intervenciones del Presidente de la Junta, el Deán del Cabildo Metropolitano y el Hermano Mayor de la Cofradía organizadora, el cardenal arzobispo de Barcelona y aragonés ilustre, monseñor Juan José Omella, proclamó un exquisito pregón no sin antes recordar al recientemente fallecido arzobispo emérito de Zaragoza, monseñor Elías Yanes.

A continuación, os dejamos el texto íntegro del pregón pronunciado por el Cardenal Omella:

Buenas tardes a todos,

Mi primer saludo va dirigido a nuestra Madre, la Virgen del Pilar, que con su mirada materna y su manto nos acoge a todos, también de manera especial esta tarde.

Quiero saludar al Arzobispo de Zaragoza, Don Vicente Jiménez, a las excelentísimas e ilustrísimas autoridades, a los hermanos mayores y cofrades de todas las hermandades, a todos vosotros, hombres y mujeres que habéis participado en esta magna procesión de hoy y que participaréis en las diferentes manifestaciones litúrgicas de la Semana Santa que inauguramos con la fiesta del Domingo de Ramos y que vivís la vida de las cofradías y la vida de la fe en la Iglesia apasionadamente y con fidelidad.

Hace unos días, permitidme que haga esta alusión, vine a Zaragoza para enterrar, para participar en el entierro de don Elías Yanes que fue nuestro Arzobispo. Descanse en paz y quiero tener este recuerdo cariñoso para él.

Y quiero felicitaros porque vosotros resistís a todo; no tenéis miedo ni al frio ni al viento y aquí estáis. Enhorabuena y felicidades.

Me habéis pedido que haga el pregón de la Semana Santa de este año y no he podido negarme ya que la Archidiócesis de Zaragoza es mi comunidad, mi familia de siempre. Aquí he ejercido mi ministerio sacerdotal y episcopal. Con vosotros he vivido un largo tramo de mi vida de fe y de entrega a Dios y a los hermanos. Por eso he venido muy a gusto a Zaragoza, que es un poco mi casa. Y estad seguro de que no busco otra cosa al hacer de pregonero que animaros a amar más y más a Jesucristo y que os dejéis transformar por su presencia amorosa y su doctrina salvadora.

Mirad, Cristo no es un personaje más o menos ilustre como podría ser cualquier filósofo del pasado, de la antigüedad. Es el Hijo de Dios. Y la Semana Santa no es un pura manifestación cultural o folclórica sino que es la confesión pública de fe de un pueblo cristiano que reconoce que Jesús es Camino, Verdad y Vida para los hombres y mujeres de todos los tiempos.

Eso mismo nos decía el Papa San Juan Pablo II en su carta a todos los cristianos al comienzo del Tercer Milenio al invitarnos a contemplar el rostro de Cristo: «A Jesús no se llega verdaderamente más que por la fe [... ] sólo la fe profesada por Pedro, y con él por la Iglesia de todos los tiempos, llega realmente al corazón, yendo a la profundidad del misterio que le hace exclamar: “Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo” (Mt 16,16)» (Novo Millennio Ineunte, 19).

Esa misma impresionante profesión de fe brotó de los labios del centurión romano al ver morir a Jesús. El centurión dijo «realmente este hombre es Hijo de Dios» (Mc 15, 39).

Y a esta misma confesión, queridos amigos deberíamos llegar nosotros los que escuchamos este pregón de Semana Santa y a esa confesión debería llegar a cada uno de los cristianos que participan en las celebraciones de Semana Santa. Ahí está la clave de lo que debe vivir cada cofrade, cada cristiano y cada sacerdote y obispo.

Solo quien se ha dejado encontrar por el Señor y ha hecho una experiencia de amistad con Él es capaz de ser un verdadero cofrade y cristiano, un verdadero obispo y sacerdote, un verdadero religioso o religiosa.

Y ese encuentro se realiza fundamentalmente en la oración. Por eso os invito a contemplar los pasos de vuestras cofradías. A contemplar la Pasión del Señor. Allí encontraréis el pozo del que emana el Amor de Dios. Un amor sin medida, un amor capaz de darlo todo por ti y por mí. Por cada uno de nosotros.

Celebrar la Semana Santa aquí en Zaragoza, en los pueblos del Bajo Aragón, en todos los rincones del mundo, es hacer pública confesión de la fe de Cristo, el ungido por Dios. Es tratar de seguirle y de conformar nuestras vidas con su mensaje; es ser testigos de su amor a toda persona humana porque en el rostro de cada ser sufriente está el rostro del Crucificado.

Cada vez que aliviamos el dolor de un ser humano queda grabado en nuestro corazón el rostro de Cristo de igual manera que quedó grabado en el lienzo de la Verónica.

Os felicito por el cuidado especial que ponéis en ayudar a todos los que asisten a las procesiones de Semana Santa a que lleguen a saborear internamente el misterio que representamos.

Sabéis que ejercí el ministerio sacerdotal en los pueblos del bajo Aragón, en Alcañiz, Calanda y otros más. En esos pueblos las celebraciones de la Semana Santa van acompañadas por los redobles del tambor y del bombo.

Aún recuerdo con emoción el gesto de un calandino ya mayor que, desde el balcón de su casa, miraba el desfile de tambores en la noche del Jueves Santo en la procesión del Vía Crucis. Al pasar la peana con el Cristo clavado en la cruz se quitó la boina, hizo una reverencia y pude ver como unas lágrimas corrían por sus mejillas. En esos sencillos gestos adivine que su corazón se rendía ante el crucificado y era capaz de pronunciar en el silencio de su corazón realmente “Tu Cristo Crucificado eres el Hijo de Dios. Te amo y confío en Ti”.

Poco tiempo después y antes de morir me hablo de su fe profunda en Cristo, muerto y resucitado en cuyas manos quería entregar su espíritu.

Como desearía que cada uno de nosotros presentes esta noche aquí, en esta preciosa plaza del Pilar, o quienes me oís a través de la radio o la televisión.  Que vosotros, más o menos creyentes, que buscáis una respuesta a las grandes respuestas de nuestra vida, pudierais hacer vuestra la hermosa oración de Calderón de la Barca hecha poesía. Que recitaseis esta oración mirando alguno de estos pasos procesionales que tanto admiráis o valoráis. O que lo hicieseis mirando al Cristo crucificado, haciéndole presente con vuestra imaginación.

Esta es la oración. Ojalá sepamos hacerla nuestra. Dice así:

¿Qué quiero mi Jesús?...
Quiero quererte,
quiero cuanto hay en mí del todo darte,
sin tener más placer que el agradarte,
sin tener más temor que el ofenderte.
Quiero olvidarlo todo y conocerte,
quiero dejarlo todo por buscarte,
quiero perderlo todo por hallarte,
quiero ignorarlo todo por saberte.
Quiero, amable Jesús, abismarme
en ese dulce hueco de tu herida,
y en sus divinas llamas abrasarme.
Quiero por fin, en Ti transfigurarme,
morir a mí, para vivir Tu vida,
perderme en Ti, Jesús, y no encontrarme.

Preciosa oración, y voy acabando ya. Que paciencia tenéis. Gracias, pero acabo.
Quisiera concluir mis palabras recordando algo fundamental en nuestra vida cristiana. Que somos misioneros, apóstoles de Dios en medio de nuestro trabajo, de nuestra profesión, de nuestra sociedad y de nuestra familia.

A vosotros cristianos de Zaragoza, cofrades de las distintas cofradías de Semana Santa. A vosotros se os confía cuidar especialmente el misterio de lo que se celebra y representa en Semana Santa: ¡Contemplad el rostro del Crucificado! ¡Dejaos impregnar de su misericordia y ayudad a quienes se acerquen a las procesiones a que contemplen y amen el entrañable rostro de quien murió por salvarnos!.

Vosotros hacéis realidad esas palabras del libro de la “Imitación de Cristo” cuando dice: «Si no sabes meditar en cosas elevadas y celestiales, descansa en la pasión de Cristo, y detente a pensar, como morando en ellas, en sus sagradas llagas. Porque si te refugias devotamente en esas cicatrices y preciosas llagas de Jesús, sentirás gran fortaleza en la aflicción, no harán mella en ti los desprecios de los hombres y soportarás con facilidad las palabras de los que murmuran contra ti» (Tomás de Kempis: “Imitación de Cristo”, libro 2, capítulo 1, n. 4).

A vosotros zaragozanos, que sostenéis en parte el misterio de Dios y lo que mostráis a quienes acuden a las procesiones. A vosotros os digo: Hermanos, muchas gracias por escucharme tan atentamente y por invitarme a hacer el pregón. Un obispo, en el fondo, no es más que un pregonero que anuncia y pregona a Jesucristo, salvación y esperanza del mundo, todos los días con mitra o sin mitra, con tambor o con el ordenador, a jóvenes y a ancianos, a creyentes y a escépticos, en una catedral o en una ermita, en una reunión muy importante o un encuentro muy cercano.

El obispo solo es un pregonero, lo que importa es el contenido del pregón, no la voz ni la palabra. Quien importa es el Señor Jesucristo, el Hijo que nos envía el Padre para darnos la vida, la vida eterna, vida sin límites, amor sin medida del Espíritu Santo.

Queridos amigos, que el Señor os bendiga a todos y os guarde. ¡Feliz Semana Santa! ¡Feliz Pascua de Resurrección! y gracias por vuestra paciente en escucharme. Amén

† Cardenal Juan José Omella
Arzobispo de Barcelona.

Pregón de la Semana Santa de Zaragoza 2018

Pregón de la Semana Santa de Zaragoza 2018

Pregón de la Semana Santa de Zaragoza 2018

Pregón de la Semana Santa de Zaragoza 2018

Pregón de la Semana Santa de Zaragoza 2018

Pregón de la Semana Santa de Zaragoza 2018

Pregón de la Semana Santa de Zaragoza 2018

Pregón de la Semana Santa de Zaragoza 2018

Pregón de la Semana Santa de Zaragoza 2018

Pregón de la Semana Santa de Zaragoza 2018

Pregón de la Semana Santa de Zaragoza 2018

Pregón de la Semana Santa de Zaragoza 2018

Pregón de la Semana Santa de Zaragoza 2018

Pregón de la Semana Santa de Zaragoza 2018

Pregón de la Semana Santa de Zaragoza 2018

Pregón de la Semana Santa de Zaragoza 2018


Fotografías cedidas a la Cofradía para su publicación por María Alquézar Becerril, Mª Paz Baos Muñoz, David Beneded Blázquez y Eduardo Sauras Moix.