
La Cuaresma es un tiempo de escucha de la Palabra de Dios, de conversión, de preparación, de reconciliación. Un tiempo propicio para hacer Cofradía. Así que nos dispusimos a celebrar la misma aceptando el ofrecimiento que nos hace cada año la Parroquia con una agenda repleta de cultos, actos y ejercicios de piedad. Este año, para uno de los dos Vía Crucis en los que se nos encarga participar con mayor intensidad, la Cofradía preparó una importante novedad: la celebración del “Vía Crucis de los Niños”.
Que importante es que haya niños en la Cofradía y que afortunados somos de que tengamos tantos, porque una cofradía sin niños es una cofradía incompleta e inerte. Desde la Junta se está llevando una importante tarea para que la Cofradía se viva en familia, haciendo que nuestros niños se enamoren de su Cofradía, que se apasionen con tocar el tambor y el bombo para que esa pasión les lleve a Jesús y a su Madre. Y ese es el fin de este nuevo Vía Crucis: que los niños a su manera, hablando y comportándose como tales, se acerquen a la Cruz del Señor que dio su vida por todos nosotros, a la vez que ellos nos transmiten a los adultos su ilusión, su inocencia, su forma de sorprenderse con cada cosa que ocurre alrededor de la Cofradía. Y es que “quien no reciba el Reino de Dios como un niño no entrará en él” (Mc 10, 15).
Fotografías de David Beneded Blázquez.









