
"La palabra del Señor permanece para siempre. Y esa palabra es el Evangelio que os anunciamos" (1 P 1,25: cf. Is 40,8). Esta frase de la Primera carta de san Pedro, que retoma las palabras del profeta Isaías y con las que comienza Benedicto XVI la exhortación apostólica "Verbum Domini", nos pone frente al misterio de Dios que se comunica a sí mismo mediante el don de su palabra. Esta palabra, que permanece para siempre, ha entrado en el tiempo. Es la buena noticia. Éste es el anuncio que, a través de los siglos, llega hasta nosotros.
HOY 26 DE DICIEMBRE ... SEGUNDO DÍA DE LA OCTAVA DE NAVIDAD
CELEBRAMOS LA FIESTA DE SAN ESTEBAN
Hoy la Iglesia celebra la Fiesta de san Esteban, protomártir, varón lleno de fe y de Espíritu Santo, que fue el primero de los siete diáconos que los apóstoles eligieron como cooperadores de su ministerio, y también fue el primero de los discípulos del Señor que en Jerusalén derramó su sangre, dando testimonio de Cristo Jesús al afirmar que lo veía sentado en la gloria a la derecha del Padre, siendo lapidado mientras oraba por los perseguidores (elog. del Martirologio Romano).
Primera Lectura: Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 6, 8-10;7, 54-60.
Primera Lectura: Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 6, 8-10;7, 54-60.
En aquellos días, Esteban, lleno de gracia y poder, realizaba grandes prodigios y signos en medio del pueblo. Unos cuantos de la sinagoga llamada de los libertos, oriundos de Cirene, Alejandría, Cilicia y Asia, se pusieron a discutir con Esteban;pero no lograban hacer frente a la sabiduría y al espíritu con que hablaba. Oyendo estas palabras, se recomían por dentro y rechinaban los dientes de rabia. Esteban, lleno de Espíritu Santo, fijó la mirada en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús de pie a la derecha de Dios, y dijo: -«Veo el cielo abierto y al Hijo del hombre de pie a la derecha de Dios.» Dando un grito estentóreo, se taparon los oídos;y, como un solo hombre, se abalanzaron sobre él, lo empujaron fuera de la ciudad y se pusieron a apedrearlo. Los testigos, dejando sus capas a los pies de un joven llamado Saulo, se pusieron también a apedrear a Esteban, que repetía esta invocación: -«Señor Jesús, recibe mi espíritu.» Luego, cayendo de rodillas, lanzó un grito: -«Señor, no les tengas en cuenta este pecado.» Y, con estas palabras, expiró.
Salmo responsorial Sal 30, 3cd-4. 6 y 8ab. 16bc-17 (R.: 6a).
Salmo responsorial Sal 30, 3cd-4. 6 y 8ab. 16bc-17 (R.: 6a).
A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
Sé la roca de mi refugio, un baluarte donde me salve, tu que eres mi roca y mi baluarte;
Sé la roca de mi refugio, un baluarte donde me salve, tu que eres mi roca y mi baluarte;
por tu nombre dirígeme y guíame.
R/. A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
A tus manos encomiendo mi espíritu: tú, el Dios leal, me librarás.
Tu misericordia sea mi gozo y mi alegría. Te has fijado en mi aflicción.
R/. A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
Líbrame de los enemigos que me persiguen;
haz brillar tu rostro sobre tu siervo, sálvame por tu misericordia.
R/. A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
R/. A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
A tus manos encomiendo mi espíritu: tú, el Dios leal, me librarás.
Tu misericordia sea mi gozo y mi alegría. Te has fijado en mi aflicción.
R/. A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
Líbrame de los enemigos que me persiguen;
haz brillar tu rostro sobre tu siervo, sálvame por tu misericordia.
R/. A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
Evangelio: Lectura del santo evangelio según san Mateo 10, 17-22
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles: -«No os fiéis de la gente, porque os entregarán a los tribunales, os azotarán en las sinagogas y os harán comparecer ante gobernadores y reyes, por mi causa;así daréis testimonio ante ellos y ante los gentiles. Cuando os arresten, no os preocupéis de lo que vais a decir o de cómo lo diréis: en su momento se os sugerirá lo que tenéis que decir;no seréis vosotros los que habléis, el Espíritu de vuestro Padre hablará por vosotros. Los hermanos entregarán a sus hermanos para que los maten, los padres a los hijos; se rebelarán los hijos contra sus padres, y los matarán. Todos os odiarán por mi nombre;el que persevere hasta el final se salvará.».
Meditación del Evangelio
Meditación del Evangelio
Cada año, al día siguiente del Nacimiento del Señor, la liturgia nos invita a celebrar la fiesta de san Esteban, diácono y primer mártir. El libro de los Hechos de los Apóstoles nos lo presenta como un hombre lleno de gracia y de Espíritu Santo (cf. Hch 6, 8-10; Hch 7, 55); en él se verificó plenamente la promesa de Jesús a la que hace referencia el texto evangélico de hoy; es decir, que los creyentes llamados a dar testimonio en circunstancias difíciles y peligrosas no serán abandonados y desprotegidos: el Espíritu de Dios hablará en ellos (cf. Mt 10, 20). El diácono Esteban, en efecto, obró, habló y murió animado por el Espíritu Santo, testimoniando el amor de Cristo hasta el sacrificio extremo (Benedicto XVI, Ángelus 26 de diciembre de 2012).
El Evangelio de hoy nos llama a prestar atención a lo que los evangelistas nos relatan sobre la actitud de Jesús durante su oración. Mateo y Marcos dicen que "cayó rostro en tierra"; asume por consiguiente la actitud de total sumisión, que ha sido conservada en la liturgia romana del Viernes Santo. Lucas, en cambio, afirma que Jesús oraba arrodillado. En los Hechos de los Apóstoles, habla de los santos, que oraban de rodillas: Esteban durante su lapidación, Pedro en el contexto de la resurrección de un muerto, Pablo en el camino hacia el martirio. Así, Lucas ha trazado una pequeña historia del orar arrodillados de la Iglesia naciente. Los cristianos con su arrodillarse, se ponen en comunión con la oración de Jesús en el Monte de los Olivos. En la amenaza del poder del mal, ellos, en cuanto arrodillados, están de pie ante el mundo, pero, en cuanto hijos, están de rodillas ante el Padre. Ante la gloria de Dios, los cristianos nos arrodillamos y reconocemos su divinidad, pero expresando también en este gesto nuestra confianza en que él triunfe. (Benedicto XVI, 5 de abril de 2012).
El texto "Hoy 26 de diciembre celebramos..." creado para www.jesusdelahumillacion.org, está basado en textos del "Calendario Litúrgico-Pastoral" editado por la Comisión Episcopal de Liturgia de la Conferencia Episcopal Española.
Imagen principal: "Martirio de San Esteban" de Juan de Juanes. Museo del Prado.
