
"La palabra del Señor permanece para siempre. Y esa palabra es el Evangelio que os anunciamos" (1 P 1,25: cf. Is 40,8). Esta frase de la Primera carta de san Pedro, que retoma las palabras del profeta Isaías y con las que comienza Benedicto XVI la exhortación apostólica "Verbum Domini", nos pone frente al misterio de Dios que se comunica a sí mismo mediante el don de su palabra. Esta palabra, que permanece para siempre, ha entrado en el tiempo. Es la buena noticia. Éste es el anuncio que, a través de los siglos, llega hasta nosotros.
HOY 29 DE DICIEMBRE ... QUINTO DÍA DE LA OCTAVA DE NAVIDAD
CONMEMORAMOS A SANTO TOMÁS BECKET
Hoy la Iglesia conmemora a Santo Tomas Becket, obispo y mártir, que por defender la justicia y la Iglesia fue obligado a desterrarse de la sede Canterbury y de la misma Inglaterra, volviendo al cabo de seis años a su patria, donde padeció mucho hasta que fue asesinado en la catedral por los esbirros del rey Enrique II, emigrando a Cristo (elog. Martirologio Romano).
Prelado y político británico, canciller de Inglaterra (1155-1162) y arzobispo de Canterbury (1162-1170), Tomás Becket nació en Cheapside (Londres) probablemente el 21 de diciembre de 1118 y murió en la catedral de Canterbury (Kent) el 29 de diciembre de 1170, asesinado por cuatro caballeros vasallos del rey inglés Enrique II. Hombre de profundos principios, su devenir vital representa un caso paradigmático de las tensas relaciones mantenidas en la Europa medieval entre la jerarquía eclesiástica y estamento regio. A su vez, la imagen piadosa de Tomás Becket ha prevalecido como ejemplo de obediencia a los preceptos de la iglesia, a lo que ayudó sobremanera su precoz canonización, en 1173, apenas transcurridos dos años de su fallecimiento.
Primera Lectura: Lectura de la primera carta del apóstol San Juan 2, 3-11.
Primera Lectura: Lectura de la primera carta del apóstol San Juan 2, 3-11.
Queridos hermanos:
En esto sabemos que conocemos a Jesús: en que guardamos sus mandamientos.
Quien dice: «Yo le conozco», y no guarda sus mandamientos, es un mentiroso, y la verdad no está en él. Pero quien guarda su palabra, ciertamente el amor de Dios ha llegado en él a su plenitud.
En esto conocemos que estamos en él.
Quien dice que permanece en él debe vivir como vivió él.
Queridos, no os escribo un mandamiento nuevo, sino el mandamiento antiguo que tenéis desde el principio. Este mandamiento antiguo es la palabra que habéis escuchado. Y, sin embargo, os escribo un mandamiento nuevo -lo cual es verdadero en él y en vosotros—, pues las tinieblas pasan, y la luz verdadera brilla ya.
Quien dice que está en la luz y aborrece a su hermano está aún en las tinieblas.
Quien ama a su hermano permanece en la luz y no tropieza. Pero quien aborrece a su hermano está en las tinieblas, camina en las tinieblas, no sabe a dónde va, porque las tinieblas han cegado sus ojos..
Salmo responsorial Sal 95, 1-2a. 2b-3. 5b-6 (R/. 11a).
En esto sabemos que conocemos a Jesús: en que guardamos sus mandamientos.
Quien dice: «Yo le conozco», y no guarda sus mandamientos, es un mentiroso, y la verdad no está en él. Pero quien guarda su palabra, ciertamente el amor de Dios ha llegado en él a su plenitud.
En esto conocemos que estamos en él.
Quien dice que permanece en él debe vivir como vivió él.
Queridos, no os escribo un mandamiento nuevo, sino el mandamiento antiguo que tenéis desde el principio. Este mandamiento antiguo es la palabra que habéis escuchado. Y, sin embargo, os escribo un mandamiento nuevo -lo cual es verdadero en él y en vosotros—, pues las tinieblas pasan, y la luz verdadera brilla ya.
Quien dice que está en la luz y aborrece a su hermano está aún en las tinieblas.
Quien ama a su hermano permanece en la luz y no tropieza. Pero quien aborrece a su hermano está en las tinieblas, camina en las tinieblas, no sabe a dónde va, porque las tinieblas han cegado sus ojos..
Salmo responsorial Sal 95, 1-2a. 2b-3. 5b-6 (R/. 11a).
Alégrese el cielo, goce la tierra.
Cantad al Señor un cántico nuevo, cantad al Señor, toda la tierra;
cantad al Señor, bendecid su nombre.
R/. Alégrese el cielo, goce la tierra.
Proclamad día tras día su victoria.
Contad a los pueblos su gloria, sus maravillas a todas las naciones.
R/. Alégrese el cielo, goce la tierra.
El Señor ha hecho el cielo;
honor y majestad lo preceden, fuerza y esplendor están en su templo.
R/. Alégrese el cielo, goce la tierra..
Cantad al Señor un cántico nuevo, cantad al Señor, toda la tierra;
cantad al Señor, bendecid su nombre.
R/. Alégrese el cielo, goce la tierra.
Proclamad día tras día su victoria.
Contad a los pueblos su gloria, sus maravillas a todas las naciones.
R/. Alégrese el cielo, goce la tierra.
El Señor ha hecho el cielo;
honor y majestad lo preceden, fuerza y esplendor están en su templo.
R/. Alégrese el cielo, goce la tierra..
Evangelio: Lectura del santo evangelio según san Lucas 2, 22-35
Cuando llegó el tiempo de la purificación, según la ley de Moisés, los padres de Jesús lo llevaron a Jerusalén, para presentarlo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la ley del Señor: «Todo primogénito varón será consagrado al Señor», y para entregar la oblación, como dice la ley del Señor: «un par de tórtolas o dos pichones.»
Vivía entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre justo y piadoso, que aguardaba el consuelo de Israel;y el Espíritu Santo moraba en él. Había recibido un oráculo del Espíritu Santo: que no vería la muerte antes de ver al Mesías
del Señor. Impulsado por el Espíritu, fue al templo. Cuando entraban con el niño Jesús sus padres para cumplir con él lo previsto por la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo:
Vivía entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre justo y piadoso, que aguardaba el consuelo de Israel;y el Espíritu Santo moraba en él. Había recibido un oráculo del Espíritu Santo: que no vería la muerte antes de ver al Mesías
del Señor. Impulsado por el Espíritu, fue al templo. Cuando entraban con el niño Jesús sus padres para cumplir con él lo previsto por la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo:
—«Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz.
Porque mis oídos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos:
luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel.»
luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel.»
Su padre y su madre estaban admirados por lo que se decía del niño.
Simeón los bendijo, diciendo a María su madre:
—«Mira, éste está puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten;será como una bandera discutida: así quedará clara la actitud de muchos corazones. Y a ti, una espada te traspasará el alma.».
Meditación del Evangelio
Simeón los bendijo, diciendo a María su madre:
—«Mira, éste está puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten;será como una bandera discutida: así quedará clara la actitud de muchos corazones. Y a ti, una espada te traspasará el alma.».
Meditación del Evangelio
Es interesante observar de cerca esta entrada del niño Jesús en la solemnidad del templo, en medio de un gran ir y venir de numerosas personas, ocupadas en sus asuntos: los sacerdotes y los levitas con sus turnos de servicio, los numerosos devotos y peregrinos, deseosos de encontrarse con el Dios santo de Israel. Pero ninguno de ellos se entera de nada. Jesús es un niño como los demás, hijo primogénito de dos padres muy sencillos. Incluso los sacerdotes son incapaces de captar los signos de la nueva y particular presencia del Mesías y Salvador. Sólo dos ancianos, Simeón y Ana, descubren la gran novedad. Guiados por el Espíritu Santo, encuentran en ese Niño el cumplimiento de su larga espera y vigilancia. Ambos contemplan la luz de Dios, que viene para iluminar el mundo, y su mirada profética se abre al futuro, como anuncio del Mesías: «Lumen ad revelationem gentium!» (Lc 2, 32). En la actitud profética de los dos ancianos está toda la Antigua Alianza que expresa la alegría del encuentro con el Redentor. A la vista del Niño, Simeón y Ana intuyen que precisamente Él es el Esperado. (Benedicto XVI Basílica Vaticana, Martes 2 de febrero de 2011).
El texto "Hoy 29 de diciembre celebramos..." creado para www.jesusdelahumillacion.org, está basado en textos del "Calendario Litúrgico-Pastoral" editado por la Comisión Episcopal de Liturgia de la Conferencia Episcopal Española.
Imagen principal: "Tomás Becket entronizado" óleo de G. de Santacroce - siglo XII.
