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Hoy 20 de noviembre celebramos ...

"La palabra del Señor permanece para siempre. Y esa palabra es el Evangelio que os anunciamos" (1 P 1,25: cf. Is 40,8). Esta frase de la Primera carta de san Pedro, que retoma las palabras del profeta Isaías y con las que comienza Benedicto XVI la exhortación apostólica "Verbum Domini", nos pone frente al misterio de Dios que se comunica a sí mismo mediante el don de su palabra. Esta palabra, que permanece para siempre, ha entrado en el tiempo. Es la buena noticia. Éste es el anuncio que, a través de los siglos, llega hasta nosotros
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HOY 25 DE NOVIEMBRE ... DOMINGO DE LA TRIGÉSIMA CUARTA SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO
CELEBRAMOS LA SOLEMNIDAD DE JESUCRISTO, REY DEL UNIVERSO
 
El año litúrgico termina con la solemnidad de Cristo Rey y resume el misterio de la salvación. Jesucristo es Rey del universo en quien el Padre ha querido fundar todas las cosas (1.a orac). Él es Rey, pero su reino no es de este mundo (Ev.). No está basado en el poder político, en el económico o en la fuerza de las armas. Habiéndose ofrecido en el altar de la cruz, Cristo ha entregado al Padre un reino eterno y universal, el reino de la verdad y la vida, el reino de la santidad y la gracia, el reino de la justicia, el amor y la paz (Pf.). Así, su poder es eterno, no cesará (1 lect.). Sus mandatos son fieles y seguros (salmo responsorial). Obedeciendo los mandatos de Cristo, rey del universo, podremos vivir eternamente con Él en el reino del cielo (cf. oración después de la comunión).
 
La fiesta de Cristo Rey fue instituida en 1925 por el papa Pío XI a través de la encíclica “Quas primas” con una finalidad de pedagogía espiritual ante los avances del ateísmo y de la secularización de la sociedad, queriendo afirmar la soberana autoridad de Cristo sobre los hombres y las instituciones. Inicialmente fue fijada en el domingo anterior a la solemnidad de “Todos los Santos” Tras el Concilio Vaticano II, en 1970, se quiso destacar más el carácter cósmico y escatológico del reinado de Cristo, convirtiendo la fiesta en la de “Cristo, Rey del Universo", cambiando la fecha al último domingo del Año Litúrgico, por lo que con ella se apunta ya el tiempo de Adviento en la perspectiva de la venida gloriosa del Señor.
 
Por otra parte, el Martirologio Romano haría memoria hoy de santa Catalina, mártir, que, según la tradición, fue una virgen de Alejandría del siglo IV dotada tanto de agudo ingenio y sabiduría como de fortaleza de ánimo. Su cuerpo se venera piadosamente en el célebre monasterio del monte Sinaí (elog. Martirologio Romano). Los antiguos relatos de su martirio incluyen una escena que se ha hecho famosa: la jovencísima virgen cristiana disputando, en presencia del emperador, con los más grandes sabios de la ciudad (principal centro filosófico y científico de la época), empeñados en hacerla apostatar del cristianismo, pero que quedan confundidos ante los argumentos de la santa, apoyados en la firmeza de su fe. En estos hechos tiene origen su patronazgo sobre los filósofos cristianos al preferir la Iglesia como modelo la sencilla, pero no menos profunda, sabiduría de esta joven mártir alejandrina, subrayando así donde está la verdadera fuerza de la Verdad: en el mismo Jesucristo; Verdad que no contradice, desde luego, sino que ilumina todos los senderos del pensamiento humano.

Primera Lectura: Lectura de la profecía de Daniel (7,13-14)

 
Mientras miraba, en la visión nocturna vi venir en las nubes del cielo como un hijo de hombre, que se acercó al anciano y se presentó ante él. Le dieron poder real y dominio; todos los pueblos, naciones y lenguas lo respetarán. Su dominio es eterno y no pasa, su reino no tendrá fin.

Salmo responsorial Sal 121,1-2.4-5.
R/. El Señor reina, vestido de majestad

El Señor reina, vestido de majestad,
el Señor, vestido y ceñido de poder. R/.

Así está firme el orbe y no vacila.
Tu trono está firme desde siempre,
y tú eres eterno. R/.

Tus mandatos son fieles y seguros;
la santidad es el adorno de tu casa,
Señor, por días sin término. R/.


Segunda Lectura: Lectura del libro del Apocalipsis (1,5-8)

 
Jesucristo es el testigo fiel, el primogénito de entre los muertos, el príncipe de los reyes de la tierra. Aquel que nos ama, nos ha librado de nuestros pecados por su sangre, nos ha convertido en un reino y hecho sacerdotes de Dios, su Padre. A él la gloria y el poder por los siglos de los siglos. Amén. Mirad: Él viene en las nubes. Todo ojo lo verá; también los que lo atravesaron. Todos los pueblos de la tierra se lamentarán por su causa. Sí. Amén. Dice el Señor Dios: «Yo soy el Alfa y la Omega, el que es, el que era y el que viene, el Todopoderoso.»
 
Evangelio: Lectura del santo evangelio según san Juan (18,33b-37)
 
En aquel tiempo, dijo Pilato a Jesús: «¿Eres tú el rey de los judíos?»
Jesús le contestó: «¿Dices eso por tu cuenta o te lo han dicho otros de mí?»
Pilato replicó: «¿Acaso soy yo judío? Tu gente y los sumos sacerdotes te han entregado a mí; ¿qué has hecho?»
Jesús le contestó: «Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, mi guardia habría luchado para que no cayera en manos de los judíos. Pero mi reino no es de aquí.»
Pilato le dijo: «Conque, ¿tú eres rey?»
Jesús le contestó: «Tú lo dices: soy rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo; para ser testigo de la verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi voz.».


Meditación del Evangelio
 
Jesús es el centro de la creación; y así la actitud que se pide al creyente, que quiere ser tal, es la de reconocer y acoger en la vida esta centralidad de Jesucristo, en los pensamientos, las palabras y las obras. Y así nuestros pensamientos serán pensamientos cristianos, pensamientos de Cristo. Nuestras obras serán obras cristianas, obras de Cristo, nuestras palabras serán palabras cristianas, palabras de Cristo. En cambio, La pérdida de este centro, al sustituirlo por otra cosa cualquiera, solo provoca daños, tanto para el ambiente que nos rodea como para el hombre mismo.

Además de ser centro de la creación y centro de la reconciliación, Cristo es centro del pueblo de Dios. Y precisamente hoy está aquí, en el centro. Ahora está aquí en la Palabra, y estará aquí en el altar, vivo, presente, en medio de nosotros, su pueblo. […]

En este día, nos vendrá bien pensar en nuestra historia, y mirar a Jesús, y desde el corazón repetirle a menudo, pero con el corazón, en silencio, cada uno de nosotros: "Acuérdate de mí, Señor, ahora que estás en tu Reino. Jesús, acuérdate de mí, porque yo quiero ser bueno, quiero ser buena, pero me falta la fuerza, no puedo: soy pecador, soy pecadora. Pero, acuérdate de mí, Jesús. Tú puedes acordarte de mí porque tú estás en el centro, tú estás precisamente en tu Reino." ¡Qué bien! Hagámoslo hoy todos, cada uno en su corazón, muchas veces. "Acuérdate de mí, Señor, tú que estás en el centro, tú que estas en tu Reino.  (Homilía de Papa Francisco, 24 de noviembre de 2013).

Licencia Creative Commons El texto "Hoy 25 de noviembre celebramos..." creado para www.jesusdelahumillacion.org, está basado en textos del "Calendario Litúrgico-Pastoral" editado por la Comisión Episcopal de Liturgia de la Conferencia Episcopal Española.

Imagen principal: Cristo Rey, detalle del Políptico de Gante de Jan van Eyck (hacia 1366-1426) - The Yorck Project: 10.000 Meisterwerke der Malerei. DVD-ROM, 2002. ISBN 3936122202. Distributed by DIRECTMEDIA Publishing GmbH., Dominio público.