EXPOSICIÓN DE LA UNIDAD 1: CAPÍTULO 4

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Con todo lo dicho hasta ahora, ya se puede intuir que la primera y fundamental condición para pertenecer a la Cofradía no puede ser ni la simple tradición familiar, ni el atractivo de tocar el tambor o el bombo, ni el número de amigos o conocidos que la componen, ni siquiera la devoción que se le pueda tener a una de nuestras imágenes titulares. La condición básica, que debe ser al mismo tiempo la motivación determinante para ser miembro de la Cofradía, es la de ser bautizado, considerando que el Bautismo no es otra cosa más que el compromiso serio y personalmente asumido de vivir inserto en la vida de la comunidad eclesial como miembro vivo y activo de la Iglesia.

Los bautizados sentimos la necesidad de agruparnos, de vincularnos entre nosotros por lazos más estrechos. Desde la Iglesia primitiva de Jerusalén, los cristianos aparecen como una comunidad que estaba unida en la oración, que perseveraba en la doctrina de los Apóstoles, que celebraban la Eucaristía a la que llamaban el “partir el pan” y lo tenían todo en común. De hecho, todas las expresiones para designar la primitiva comunidad cristiana se funda en la esencialidad de conjunto, agrupación, comunidad: los “Doce”, los “Discípulos”, los “Hermanos”, los “Santos”. Todas ellas sentidas conformando la “Ecclesia” o comunidad de los llamados seguidores de Jesús que está garantizada con la presencia del Señor: «donde dos o más están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos» (Mt 18, 20).

Volviendo a estos orígenes, también nosotros ejercemos ese derecho de asociarnos para buscar el cultivo de lo humano y cristiano, formando nuestra pequeña comunidad eclesial, constituyendo una “Asociación Pública de Fieles” (término oficial dado por el Código de Derecho Canónico, como veremos en la unidad 5), fundando nuestra Cofradía.

Pero, al igual que en nuestras procesiones no va cada cofrade desfilando por donde quiere, la Cofradía no es un ente autónomo e independiente que camina por libre, sino que se encuentra conectada con la Iglesia porque nuestra Cofradía desarrolla toda su actividad en la Iglesia y desde la Iglesia, porque su propia finalidad no es ajena a la misión y a los objetivos que tiene Ésta.

Porque, en contra de lo que puedan pensar muchos, la Iglesia no es un lugar, ni sólamente la jerarquía, ni los curas, los frailes y las monjas.

La Iglesia es el Pueblo de Dios en el que todos somos hermanos, hijos del mismo Padre. Esto es lo que hace que la multitud de los creyentes tengamos un solo corazón y una sola alma (cf. Hch 4, 32). Iglesia son todos los bautizados. Iglesia es nuestra Cofradía. Iglesia eres tú: todos estamos en la misma barca y todos somos responsables.

Decía Pío XII, que «los fieles laicos se encuentran en la línea más avanzada de la vida de la Iglesia; por ellos la Iglesia es el principio vital de la sociedad. Por tanto ellos, especialmente, deben tener conciencia, cada vez más clara, no sólo de pertenecer a la Iglesia, sino de ser la Iglesia; es decir, la comunidad de los fieles sobre la tierra bajo la guía del jefe común, el Papa, y de los obispos en comunión con él. Ellos son la Iglesia».

Y más contundente aún se muestra el Papa Francisco afirmando que  «los laicos no son  miembros de “segunda clase”, al servicio de la jerarquía y simples ejecutores de órdenes de arriba,  sino  discípulos de Cristo, que en virtud de su bautismo y su inclusión natural en el mundo están llamados a dar vida en cualquier actividad y en aquellos lugares que de otro modo permanecerían ajenos a la acción de Dios y abandonados a la miseria de la condición humana. Nadie mejor que ellos pueden realizar esta tarea tan esencial».

De ahí que, como Iglesia que somos, tenemos la misión de hacer presente el Reino de Dios en la tierra, que ya ha comenzado, mediante nuestro ejemplo de vida, dando testimonio de verdad, justicia, paz, libertad, amor, fraternidad. Y por eso, si queremos ser unos buenos cofrades no podemos hacer otra cosa ni queda alternativa posible más que vivir la Cofradía alimentándonos de actuaciones que son la base de la vida cristiana:

Infografía: las bases para ser un buen cofrade


Referencias bibliográficas:

- Carlos Amigo Vallejo: “Las cofradías y el entorno social en la transmisión del evangelio. Herramientas para la nueva evangelización”. Ponencia en el XXIII Encuentro Nacional de Cofradías. Barbastro, 2010.

- Papa Francisco: Audiencia General en la Plaza de San Pedro. 26 de junio de 2013.

- Pío XII: Discurso a los nuevos Cardenales: AAS 38. 20 de Febrero de 1946, 149.

- Papa Francisco: Carta con motivo de la jornada de vocación y misión de los laicos. Cincuenta años después del decreto “Apostolicam Actuositatem”. 10 de noviembre de 2015.


 

EXPOSICIÓN DE LA UNIDAD 1
  • Capítulo 1
    La Cofradía, expresión de la dimensión social del ser humano
  • Capítulo 2
    La Santísima Trinidad, misterio nuclear de la Fe cristiana
  • Capítulo 3
    Jesucristo, fundamento y centro de nuestra Cofradía
  • Capítulo 4
    Una comunidad inserta en la Iglesia, la cofradía universal
  • Capítulo 5
    Nuestra Cofradía, heredera de un modo de vivir en fraternidad
ACTIVIDADES DE LA UNIDAD 1