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Una Semana Santa brillante

Si hubiera que escoger un adjetivo para calificar la Semana Santa de 2017 ese sería, sin duda, el de BRILLANTE: por el brillo de los rayos de sol que contribuyó a que plazas y calles rebosaran como nunca y que hicieron disipar anticipadamente nervios e incertidumbres permitiéndonos así centrarnos en lo realmente importante; por el nuevo resplandecer de la procesión del “Santo Entierro” que, cuatrocientos años después, sigue siendo no solo la Procesión (con mayúscula) de todos los cofrades zaragozanos sino de toda la ciudad; por el deslumbrante nuevo apostolado de Navarro Arteaga; por el halo de la nueva “Cruz In Memoriam” del Prendimiento o de los faroles restaurados de “Jesús El Salvador” del Descendimiento; por la luminosidad de las coloristas y multitudinarias procesiones en los barrios; o por los destellos que en nuestra memoria ya han dejado esos nuevos momentos, como el cierre de la Exaltación en la noche del Lunes Santo o el intimista “Vía Crucis de la Música” del Despojado, y que ya se han entremezclado para siempre con aquellos otros recuerdos de lo tradicional e impermutable y que cada año revivimos desde nuestra niñez.

Evidentemente son tiempos difíciles. Pero precisamente por ello, los cofrades debemos enterrar para siempre el “yo más” o el “yo mejor” para pasar a convivir y formar un único Cuerpo con los hermanos de las otras cofradías y hermandades y, en definitiva, con todo aquel que (independientemente de sus condiciones particulares) tenga la misma misión que nosotros. Misión que no es otra que manifestar públicamente la fe y transmitir el mensaje de quien dio su vida para salvar la de muchos (como dice ahora el Misal Romano).

Sintamos como propios los logros y éxitos de nuestras cofradías hermanas. Felicitémonos por la aprobación de la nueva Cofradía de Jesús de la Soledad ante las Negaciones de san Pedro y de san Lamberto. Celebremos junto a los hermanos de la Humildad y la Verónica el que, como ocurriera con nosotros el año pasado, hayan alcanzado su plenitud y madurez tras 25 años de dura andadura. Brindemos por la Cofradía de Nuestro Señor en la Oración del Huerto para que cumpla, al menos, otros 75 años, con la misma sencillez pero simpar elegancia. Y redoblemos nuestros corazones para que las secciones instrumentales de la Columna y de la Crucifixión así como el piquete del Prendimiento continúen durante muchos años su sonora labor de anunciar a Cristo como lo han venido haciendo en estos 50 y 30 años, respectivamente.

La Semana Santa de Zaragoza rebosa brillantez, pero ésta no se alcanza ni con eslóganes en balcones, ni con “gambitos” en forma de andamios, ni con alocuciones de defensa exacerbada. Tampoco ayudan ni los que desafían con
duelos al atardecer" ni ciertas parafernalias más propias del nacionalcatolicismo que del siglo XXI estando, en cualquier caso, bastante alejadas de esa Iglesia propuesta por el Concilio Vaticano II y de la Iglesia que quiere el papa Francisco. Al igual que poco o nada aporta el autoritarismo ni los cerrojazos en banda de quienes deben regir desde el servicio. Se alcanza, sólo y exclusivamente, en común-unión, con el AMOR incondicional a todos, verdadero y revolucionario mensaje de Jesucristo que, precisamente, hace diferenciarnos a los cristianos de los que no lo son, lo que separa a un cofrade que quiere, siente y se compromete con su cofradía de un mero forofo.

¡Qué permanezcamos unidos en Cristo, y que Él nos ayude a vivir una Semana Santa de 2018 igual de brillante!.

Texto y fotografías de David Beneded Blázquez.

Semana Santa 2017

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