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Fotografía principal: imagen de Santa Catalina de Alejandría tallada por los hermanos Messa y que nuevamente preside un altar en la Parroquia tras estar expuesta al culto en diferentes lugares del templo  (fotografía de David Beneded). Fotografías secundarias: imagen de San Antonio de Padua, tallada por los hermanos Messa, presidiendo su capilla que alberga también la pila bautismal (fotografía de David Beneded); imagen de Santa Teresa de Jesús que actualmente preside el altar anteriormente dedicado a San José (fotografía de David Beneded); imágenes caracterizadas actualmente de San Simón “el Zelotes” y Judas Tadeo y que primigeniamente fueron de los santos titulares de la Parroquia (fotografías de David Beneded).

Las naves del interior del templo están ocupadas por capillas y altares que atesoran obras de incalculable valor artístico, histórico y devocional. Los retablos, cuadros, relieves y esculturas son auténticas joyas, por lo que describir con detalle el contenido de cada capilla sería una tarea inacabable. En cualquier caso, ofrecemos esta breve descripción de cada una de ellas para conocer, un poco más si cabe, cada rincón de nuestra Parroquia.

Arrancando por la nave del Evangelio y desde la zona más cercana al atrio, nos encontramos, en primer lugar, con la capilla dedicada a “San Antonio de Padua” y en la que también se halla la magnífica pila bautismal de jaspe labrada en el año 1614, siendo Martín Francés primiciero de la Parroquia.

El barroco retablo fue costeado en 1699 por D. Gaspar de Segovia, siendo realizado por el escultor bilbilitano Gregorio de Messa, quien también talló la imagen titular del santo franciscano nacido en Lisboa y representado con su iconografía tradicional sosteniendo con sus brazos a Jesús Niño suspendiéndose sobre una nube y rodeado de diversas cabezas de querubines. También es destacable de mención, el fresco con el tema de la “Exaltación de la Eucaristía” que fue pintado en la cúpula de esta capilla en el siglo XX y que representa una custodia rodeada por ángeles adorantes y ceroferarios portando flameros y que se encuentran dibujados bajo la técnica de la “grisalla” otorgándoles sensación de relieve.

Siguiendo el recorrido por esta nave nos encontramos con el retablo de la “Asunción de Nuestra Señora” [1], presidido por su hermoso cuadro titular, de ricos colores, fuertes contrastes de luces y sombras y grácil representación del movimiento a imitación de la escuela boloñesa de Guercino. También, se asienta en el altar la urna con el grupo escultórico del “Tránsito de San José” con el lema extraído del Génesis «Ite ad Joseph» («¡Acudid a José!») frecuentemente utilizado en el siglo XVII en las capillas e imágenes consagradas a San José. Y rodeando el altar, cinco esculturas policromadas, de poco más de un metro de altura, correspondientes a los Padres y Doctores de la Iglesia, San Agustín de Hipona, San Ambrosio, San Gregorio Magno San Jerónimo y Santo Tomás de Aquino. Finalmente, a ambos lados del altar quedan expuestas al culto, en sendos pedestales, nuestras dos imágenes titulares de “María Santísima de la Amargura” y “Jesús de la Humillación”.

Seguidamente, aparecen los tres retablos que, en una reciente reforma acometida a finales de año 2014, han variado su titularidad bajo la impronta del nuevo párroco Sergio Blanco Izar.

En primer lugar, aparece el retablo anteriormente dedicado a San José y que ahora se encuentra bajo la titularidad de San Blas, una antigua imagen que actualmente se encuentra en proceso de restauración. Fundado en el antiguo templo en el año 1584 por la Cofradía de Colchoneros, a raíz de la edificación fue construido el altar que todavía permanece a expensas de Dª. Manuela Guio, que fue enterrada delante de él. Originalmente dedicado a Santa Ana, colocándose en su hornacina central un cuadro de la madre de la Virgen que La Sala Valdés califica de «excelente» [2] a lo largo de los años ha tenido diferentes titularidades, pasando a ser presidido por una imagen de la Inmaculada Concepción y, posteriormente, por la imagen de “San José”, que fuera trasladada por la cofradía que existiera bajo esta advocación en el Convento de Santa Catalina que actualmente se venera a los pies del altar.

En el ático se sitúa un lienzo de la “Sagrada Familia” con el niño Jesús centrando la escena acompañado de Santa Ana y la Virgen María sentadas a ambos lados y apareciendo tras ellas San Joaquín y San José. En la ménsula de la derecha se sitúa una bella y pequeña imagen de vestir tallada por Tomás Llovet Pérez que representa a “San Ramón Nonato”, el santo de comienzos del siglo XIII de la localidad barcelonesa de Portell y que es considerado el patrón de las parturientas debido a su sobrenombre de “non natus” (no nacido) porque su madre murió en el parto antes de que el niño viese la luz. Y en la de la izquierda (tras acoger durante años un busto relicario de Santa Engracia, posiblemente el de mayor calidad de los bustos ornamentales que posee la Parroquia desde el siglo XVII [3], y que actualmente se encuentra expuesto en Alma Mater Museum), se ubica una imagen de tamaño académico y de vestir de la Virgen del Carmen, tallada por el insigne escultor yeclano Antonio José Palao y Marco. La misma fue donada por los vecinos de “Agujeros, La Luna, La Salud y Santo Dominguito de Val”, ya que era la patrona de estas calles desaparecidas con la remodelación urbana de la calle Alfonso I, y a la que honraban con jubilosas fiestas y solemnes cultos cada 16 de julio, procediendo el día anterior al traslado de la citada imagen desde la casa del Mayordomo donde residía durante todo el año hasta la Iglesia de San Cayetano, en donde se desarrollaban las celebraciones litúrgicas. También es destacable, la presencia en el expositor acristalado de una pequeña imagen de San Francisco Javier.

El siguiente retablo que ha variado su titularidad es el ahora dedicado a Santa Teresa de Jesús, con una antigua talla que también se encontraba en el retablo hasta hace poco dedicado a "Nuestra Señora del Rosario". Encargada su realización a Gregorio y Antonio de Messa por la Cofradía de Santa Catalina de Notarios de Zaragoza a fecha 21 de diciembre de 1691, bajo la supervisión del también escultor Francisco Franco, destaca por el énfasis del uso de los estiletes. Coronando el altar se encuentra el medallón con el monograma “JHS”, abreviatura del latín «Iesus Hominum Salvator» («Jesús Salvador de los Hombres») quedando expuestas las pequeñas imágenes de San Sebastián y de San Pedro Arbués, esta última de yeso, madera y cartón policromado y que sirvió de modelo al escultor Juan Ramírez Mejaldre para su homónima de la Catedral de La Seo [5]. A sus pies ha quedado la imagen del “Sagrado Corazón”, otrora titular del retablo, (que a su vez reemplazara a otra traída de Francia) que fue tallada en los Talleres Castellanos de Barcelona [6] y sufragado su coste por el Ilmo. Sr. D. José Pellicer y Guíu. Y la imagen titular de la Muy Ilustre y Antiquísima Cofradía de Nuestra Señora de los Ángeles, institución fundada en el año 1370 y que desde el año 2018 tiene su sede canónica en la parroquia, trasladándose desde el monasterio de Santa Catalina de las Clarisas Descalzas [7].

Adicionalmente, también se han ubicado recientemente dos imágenes en ambos laterales del sotabanco del retablo, correspondientes a un Niño Jesús que presentado de pie, vestido con larga túnica, bendiciendo con su mano derecha y portando en la izquierda un orbe crucífero como símbolo de la redención  (de ahí que esta iconografía también sea conocida como “Niño de la Bola” [4]) vuelve a manifestar el carácter eucarístico de la Parroquia ya que a este tipo de imágenes, además de aludir a la universalidad de la doctrina cristiana y de simbolizar la idea de Jesús hombre y salvador, también tenían un especialísimo culto por las congregaciones sacramentales al rubricarse la vinculación entra la infancia de Jesús y el misterio de la Transubstanciación Eucarística; y una imagen de la “Virgen Guía-Guerrero” (o también llamada “Guialguerrero”), que reproduce la talla original de estilo gótico datada en el siglo XIV, siendo entregada en el año 1991 a la Parroquia por la Asociación de la Atalaya del pueblo de Cubel. Dicha imagen, cuya advocación está relacionada con la invocación a la Virgen por su intercesión a favor de los ejércitos cristianos en los campos de batalla contra los musulmanes, queda ataviada con holgada túnica de escote redondo y amplio manto [18], aderezándose con corona regia, se presenta entronizada sosteniendo al Niño Jesús con su mano izquierda mientras que su mano derecha sujeta una manzana, símbolo de redención que anuncia que Cristo es el “nuevo Adán” y que convierte a María en Corredentora de la salvación de la humanidad.

El altar siguiente corresponde al más antiguo de la Parroquia, conservado del templo anterior y que ahora se encuentra bajo la titularidad de “San Homóbono” en sustitución de “Nuestra Señora del Rosario” que ha ido a parar al presbiterio. En su hornacina central se sitúa la imagen del primer fiel laico, y el único que, sin pertenecer a la nobleza o a familias reales o principescas, fue canonizado en la Edad Media siendo, además, el patrón de los Sastres, gremio que, aún hoy en día, sigue asociado en torno al santo de Cremona a través de la Hermandad de Sastres de San Homobono, erigida el 30 de noviembre de 1633 en esta Parroquia de San Felipe [8], en donde residió canónicamente hasta el 20 de enero de 1692, instalándose entonces al Convento de Nuestra Señora de la Victoria y, posteriormente, desde 1920 a la Real Capilla de Santa Isabel de Portugal (vulgo San Cayetano).

Debajo de ésta, se sitúa en una hornacina acristalada el busto de “Cristo Coronado de Espinas” la bella imagen que procesiona la Cofradía de la Coronación de Espinas (y que ella misma custodiaba desde el año 1962 hasta el 2000 en la Capilla del Palacio de Fuenclara). Con unas medidas aproximadas de 4 palmos (0,76 cm.) fue realizada en 1780 por el maestro platero Pedro Fuentes bajo modelo del escultor Manuel Guiral utilizando bronce encarnado para la figura de Cristo y plata cincelada (aprovechada del busto renacentista de Santa Indulta, obra del siglo XVI) para el manto que cubre la espalda y que cae desde el hombro izquierdo [9]. Precisamente la cofradía fundada por miembros del “Círculo Católico de Obreros de Ntra. Sra. del Pilar” y de la “Asociación de Antiguos Alumnos de las Escuelas del Ave María” también dispone en este altar de la pieza que denominan “Cristo In Memoriam” que es un crucifijo adquirido en 1954 en los zaragozanos talleres Belloso de «de grandes proporciones en cuyo larguero, bajo los pies de Cristo muerto, figura la leyenda “IN MEMORIAM”» [10] apareciendo los hermanos cofrades fallecidos hasta el año 1994 cuando al no disponer de más espacio libre tuvo que adquirirse una nueva cruz.

El retablo queda enriquecido con pinturas barrocas muy deslucidas por el paso inexorable del tiempo correspondiéndose a cinco óleos sobre lienzo de pequeño formato, dispuestos en parejas en cada calle lateral entre las columnas salomónicas y un quinto en el ático de formato algo mayor que el resto. Pese a las dificultades que ocasiona su estado de conservación, las temáticas de cada uno de ellos han sido identificadas como: el “Éxtasis de Santa Teresa”, “San Juan Bautista”, “Aparición de la Virgen a San Francisco Javier”, “San Pedro en la cárcel” y “la Virgen de los Remedios” presentando todos ellos «interés por el claroscuro y presentan como característica común los focos de luz que provienen en todos los casos de la parte superior y que componen el eje básico de las escenas» [11]. Y, además, desde 2018 se encuentran en los laterales las imágenes de tamaño academíco cotitulares de la ya citada Muy Ilustre y Antiquísima Cofradía de Nuestra Señora de los Ángeles, correspondientes a San Francisco de Asís y a San Lucas Evangelista, ambas talladas en 1915 por Francisco de Borja.

Cerrando la nave del Evangelio y sobre la puerta de entrada a la Sacristía se sitúa el altar del Calvario, también conocido como del “Santo Cristo”. Ejecutado en 1741 por Juan Ramírez de Arellano, tiene en su parte central a Cristo crucificado y muerto, acompañado a ambos lados por dos ángeles alumbrantes y por la Virgen María y San Juan respectivamente, colocándose en el ático el busto de Dios Padre, de venerable anciano según la tradición representa la gravedad, la madurez y tranquilidad de ánimo propias de su dignidad [12]. El Padre Eterno, acompañado de dos ángeles y la paloma alegórica del Espíritu Santo, viste túnica azul y manto claro, levanta su mano derecha en actitud de bendecir mientras que, la izquierda posa en una bola del mundo. La figura de Cristo, puede ser considerada la obra más importante de José Ramírez junto a los medallones de la Santa Capilla del Pilar. La excelente anatomía, su postura naturalista y el inteligente claroscuro le otorgan un equilibrio perfecto entre el sentimiento artístico y humano que irradia la imagen.

Ya en la nave de la Epístola y sin retornar al mencionado templete del Ecce Homo, el primer altar situado es el dedicado a la “Virgen del Pilar”. De estilo churrigueresco y muy vistoso en su policromía azul y dorada, fue realizado en la primera mitad del siglo XVIII por Pedro Salado y costeado por D. Pedro Esteban Nolivos y Dª Teresa Castillo, esposos y parroquianos de San Pedro y padres del ilustre Abad de la Real Casa de Montearagón, D. Pedro Cayetano Nolivos y Castillo. Su frontón superior queda rematado actualmente con la imagen de “San Joaquín con la Virgen Niña”, quedando en los flancos por las imágenes de San Pedro y San Esteban.

El siguiente altar es uno de los primeros retablos encargados a expensas de los grandes bienhechores de la Parroquia, Juan Rodrigo y Esperanza Pérez (iniciadores de la transformación artística del templo) y realizado en 1742 por los hermanos Juan y Manuel Ramírez Arellano. Originalmente dedicado a “San Joaquín” actualmente, y tras varios traslados por diversas zonas del templo, se encuentra presidido por la imagen de “Santa Catalina de Alejandría” tallada por los hermanos de Messa para el altar anteriormente citado. Claramente identificada por los atributos típicos de su martirio (la rueda dentada, la palma y la espada, aunque actualmente estos últimos ya no se encuentren entre sus manos) su presencia no debe resultar extraña puesto que, como ya se ha citado, la Parroquia era la sede de la Cofradía de la Minerva, y precisamente Santa Catalina representa en la filosofía cristiana a una “Minerva cristiana” por su sabiduría y elocuencia, interpretándose también en un sentido eucarístico y contrarreformista como la victoria del Sacramento sobre la herejía por medio de la dialéctica. Flanqueada en los intercolumnios por las imágenes de San Juan Evangelista y Nuestra Señora de la Esperanza, un altorrelieve de la “Santísima Trinidad” corona lo alto del retablo. Resaltar la reciente incorporación de la curiosa iconografía de la “Dormición de la Virgen”, con una imagen de María colocada en posición yacente dentro de una urna funeraria.

A sus pies, reposa ahora la otrora titular “Virgen del Monte Carmelo”, talla obra de los Talleres Castellanos de Barcelona de principios del siglo XX y en la que porta su conocido escapulario que «recuerda el propósito bautismal de revestirse de Cristo que, con la ayuda de la Virgen Madre, solícita de nuestra conformación con el Verbo hecho hombre, para alabanza de la Trinidad, para que llevando el vestido nupcial, lleguemos a la patria del cielo» [13]

El tercer retablo de esta nave tiene, actualmente, la titularidad de “San Expedito”, el “patrón de los casos urgentes” que fue martirizado por orden del Emperador Diocleciano en el 303 tras su conversión al cristianismo pese haber sido comandante de una legión romana [14]. La imagen contemporánea está acompañada en un lateral por un estandarte de la Asociación de San Expedito, teniendo el retablo en sí un excepcional interés. Originalmente se encontraba presidido por una pintura no conservada con la escena del Antiguo Testamento de “Tobías curando la ceguera de su padre con la hiel del pez”, encontrándose acompañado por nueve óleos sobre lienzos realizados entre 1754 y 1755 por Francisco Bayeu y Subías [15] y que reproducen (con claras influencias de las estampas de Antonio González Velázquez) a los arcángeles San Miguel (con la expresión hebrea que da lugar a su nombre traducida como «¿Quién como Dios?» y que en latín se escribe «Qvis vt Deus»), San Gabriel (en el momento que recibe la azucena que entregará en la Anunciación a María) y el Ángel Custodio (protegiendo a los niños que lo rodean). También se incluyen dos pinturas alegóricas de los corazones sagrados de Jesús y María, motivo por el cual, anteriormente este mismo retablo también era conocido como el de los “Sagrados Corazones”, completando este retablo, a ambos flancos del banco, dos representaciones pictóricas de pequeño formato dedicadas a Santo Tomás de Aquino y San Roque cuya autoría, según los investigadores Carlos Barboza y Teresa Grasa, no pertenecerían a Bayeu sino que podría ser atribuidas a la época joven del genial Francisco de Goya y Lucientes [16].

Finalmente, el último retablo corresponde a la primitiva medalla del Altar Mayor, obra del legendario y novelesco D. José de Ariza, Coronel del Archiduque don Carlos en la Guerra de Sucesión española, y en donde se ubican las imágenes realizadas por Miguel de Lamana que, anteriormente, eran las titulares de la Parroquia, y que se encuentran desde su traslado caracterizadas como los Santos Apóstoles Simón “el Zelotes” y Judas Tadeo. También, en este mismo altar y en su basamento central se ubica una vitrina acristalada en la que anteriormente se exponía la citada imagen de San Ramón Nonato, pero que desde principios de 2023, acoge una delicada y bellísima imagen mariana, de reducido tamaño y ricamente engalanada tanto en sus ropajes y joyas, aderezada con pendientes, broche pectoral y corona imperial. Bajo uno de los pies de María, que se sitúa erguida sobre un orbe, aparece el dragón o serpiente que simboliza el maligno y que sustenta en sus fauces la fruta prohibida, recordando las palabras del Génesis, «Enemistad pondré entre ti y la mujer, y entre tu linaje y su linaje: él te pisará la cabeza mientras acechas tú su calcañar» (Gé 3, 15), en una iconografía de tipo “inmaculista” que convierte a la Virgen en la nueva Eva preservada del pecado original [17].

Notas de Referencia:

[1] El altar también es conocido de la “Inmaculada”, denominación utilizada por Belén Boloqui Larraya en “Escultura zaragozana en la época de los Ramírez, 1710-1780, Volumen 1”.

[2] Sala-Valdés, M. (1933): "Estudios históricos y artísticos de Zaragoza", pág. 82. Zaragoza: Publicaciones de la Real Academia Aragonesa de Bellas Artes de San Luis.

[3] Alfonso García de Paso Remón documentó este busto junto a los de Santa Apolonia, San Felipe y Santiago el Menor en su artículo "Los bustos ornamentales de las Iglesias de San Felipe y San Gil Abad de Zaragoza" publicado en el libro de actas del III Coloquio de Arte Aragonés, Vol. 1, págs 263-274 (1983, Huesca).

[4] La imagen más representativa de esta iconografía es el llamado “Niño Jesús de Praga” que se encuentra en la Iglesia de Santa María de la Victoria y San Antonio de Padua de la capital checa sosteniendo la tradición que fue esculpida en España en el siglo XVI, y que pasaba de padres a hijos varones de la familia de los Condes de Treviño y Duques de Nájera, llegando a pertenecer incluso a Santa Teresa de Jesús.

[5] Boloqui Larraya, B. (1983). “Escultura zaragozana en la época de los Ramírez, 1710-1780, Volumen 1”. Ministerio de Cultura, Dirección General de Bellas Artes y Archivos, Centro Nacional Información Artística, Arqueológica y Etnológica.

[6] Céan Bermúdez, J.A. (1800). "Diccionario histórico de los más ilustres profesores de las Bellas Artes en España". Madrid, Imp. Vda. de Ibarra, 1965, tomo IV, págs. 147 a 148; y La Viñaza, Conde de, 1889-1894: "Adicciones al Diccionario histórico de los más ilustres profesores de las Bellas Artes en España", tomo III, página 24. Madrid, Impr. de los Huérfanos (Madrid, 1972).

[7] Justel Vicente, J. J. y Justel Vicente, D. (2006). La Cofradía de Ntra. Sra. de los Ángeles y San Francisco de Asís. Estudio Histórico. Zaragoza: Cofradía de Ntra. Sra. de los Ángeles y San Francisco de Asís. Zaragoza.

[8] Peiró Arroyo, A. (2002). "Jornaleros y mancebos: identidad, organización y conflicto en los trabajadores del Antiguo Régimen", pág. 115. Colección "Critica/Historia y Teoría".

[9] Coronación de Espinas, Cofradía de la: “Imagen del Cristo Coronado de Espinas” (“La Virgen y la Pasión. Actas del V Congreso Nacional de Cofradías de Semana Santa”, Junta Coordinadora de Cofradías de Zaragoza, 2006, págs. 101-104).

[10] Cofradía de la Coronación de Espinas: “Nuestros Atributos” [en línea] <http://www.coronaciondeespinas.es/nuestros-atributos/> [Consulta: 1 de marzo de 2016].

[11] Martínez Verón, J. y Rivas Gimeno, J.L. (1985). "Arquitectura y pintura en la Iglesia Parroquial de San Felipe y Santiago el Menor", en Boletín del Museo e Instituto Camón Aznar XIX.

[12] Interian de Aya, J. (1782). “El Pintor Cristiano y Erudito, o tratado de los errores que suelen cometerse al pintar, y esculpir la Imágenes Sagradas”, escrita originalmente en latín y traducida al castellano por D. Luís Durán y Bastero. Madrid.

[13] “Directorio sobre la Piedad Popular y la Liturgia” de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos (Sede Vaticana, 2002, cap. 205).

[14] Pese a la gran devoción popular suscitada a través de los siglos por Expedito, apareciendo explicitamente en el “Vetus Martyrologium Romanum” entre los santos mártires de Melitene y celebrándose su memoria litúrgica el 19 de abril («Melitinae, in Armenia, sanctorum Martyrum Hermogenis, Caji, Expediti, Aristonici, Rufi et Galatae, qui omnes una die sunt coronati»), a raíz de una disposición de San Pío X en el año 1906 se acabaría procediendo a su retirada del santoral a causa de las grandes dudas acerca de su historicidad, quedando completamente suprimido del Martirologio Romano promulgado el 29 de junio de 2001 por la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos mediante el Decreto “Victoriam Paschalem Christi” y aprobado por San Juan Pablo II.

[15] Actualmente se encuentran ubicadas en este altar de la Parroquia unas reproducciones de las mismas acopladas durante la restauración que se cometió a finales del siglo pasado, conservándose y exponiéndose las originales desde 2011, año de su inauguración, en el Museo Diocesano de Zaragoza.

[16] Estos dos cuadros fueron exhibidos como importantes descubrimientos en la exposición "Goya joven (1746-1776) y su entorno" celebrada en el Museo "Camón Aznar" de Zaragoza del 21 de noviembre al 20 de diciembre de 1986 y su atribución al pintor de Fuendetodos evidenciarían el influjo de Bayeu en su formación.

[17] Escalera Pérez, R. (2016). Iconografía y el arte religioso del barroco. En “Escultura barroca española: nuevas lecturas desde los siglos de oro a la sociedad del conocimiento. Vol. 1: Entre el Barroco y el siglo XXI”, págs. 59-85. Antequera (Málaga): Exlibric.

[18] García Lasheras, S. (2012). Nuestra Señora de Guialguerrero. En “Joyas de un Patrominio: Estudios (IV)”, págs. 46-49. Zaragoza: Diputación Provincial de Zaragoza.


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Fotografía principal: imagen de Santa Catalina de Alejandría tallada por los hermanos Messa y que nuevamente preside un altar en la Parroquia tras estar expuesta al culto en diferentes lugares del templo  (fotografía de David Beneded). Fotografías secundarias: imagen de San Antonio de Padua, tallada por los hermanos Messa, presidiendo su capilla que alberga también la pila bautismal (fotografía de David Beneded); imagen de Santa Teresa de Jesús que actualmente preside el altar anteriormente dedicado a San José (fotografía de David Beneded); imágenes caracterizadas actualmente de San Simón “el Zelotes” y Judas Tadeo y que primigeniamente fueron de los santos titulares de la Parroquia (fotografías de David Beneded).